Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 4 de julio de 2025
Con esto mandó que nos previniésemos para entrar en la provincia, aunque veia el poco provecho que se nos seguia, porque no era hombre para tanta empresa, y le aborrecian todos los capitanes y soldados, tanto como él era perezoso, y poco piadoso con los soldados . Caminamos 18 dias, y no vimos ni á los Cários ni á otros indios, y faltándonos la comida, fué preciso volver al puerto de los Reyes, dando antes órden á Francisco de Rivera, que con otros diez soldados, pasase adelante, y que, no hallando gente á los diez dias de camino, se volviesen á las naves donde los esperábamos.
Ana pedía a la soledad y al silencio perezoso de la iglesia, algo como una inspiración, o como un perfume de piedad que creía ella debía desprenderse de aquellas paredes santas, de los altares, que a la luz blanca del día ostentaban sus santos de yeso y madera barnizada como gastados por el roce de las oraciones y el humo de la cera.
En cuanto a convertirme en un perezoso, debe usted renunciar; sería hacerme un mal servicio. Mi trabajo es mi sola razón de ser. ¿Para qué serviría yo, si no trabajase? Al pronunciar estas últimas palabras, Juan no pudo reprimir cierto acento de amargura, como si se burlase de sí mismo. María Teresa notó la ligera tristeza que trascendía a través del aire feliz de su amigo.
Yo sé y tengo para mí que voy encantado, y esto me basta para la seguridad de mi conciencia; que la formaría muy grande si yo pensase que no estaba encantado y me dejase estar en esta jaula, perezoso y cobarde, defraudando el socorro que podría dar a muchos menesterosos y necesitados que de mi ayuda y amparo deben tener a la hora de ahora precisa y estrema necesidad.
Y el esquadron que havia esperado tanto En pie, se rinde al sueño perezoso De hambre y sed, y de mortal quebranto. Apolo entonces poco luminoso, Dando hasta los Antipodas un brinco, Siguió su accidental curso forzoso. Pero primero licenció á los cinco Poetas titulados á su ruego, Que lo pidieron con estraño ahinco,
Mas allá departen sobre el precio de los pellejos de vino algunos manchegos cosecheros, ó echan sus cuentas sobre la escasez de los trigos, á la puerta de un ventorrillo de esquina, entre uno y otro largo trago de Valdepeñas; con la manta amarillenta de lana burda recogida sobre un brazo, medio levantado por delante el fieltro de anchas alas, y dándole á la conversacion ese acento perezoso de los paisanos del inmortal Caballero de la triste figura.
La comida avanzaba, y la locura de los comensales tocaba á su límite: las ánforas habían dado ya su última ofrenda de vino; los convidados las habían hecho llenar de nuevo, y hasta las mujeres, aturdidas, ó gritaban como furias ó callaban con perezoso recogimiento.
El poeta Delille era muy perezoso, y su mujer le encerraba con llave para que trabajase. Ella se iba a dar un paseo o a ver escaparates, y si acaso llegaba alguna visita, el pobre poeta secuestrado abría el ventanillo y exclamaba, con una resignación un poco cómica: ¡Estoy cautivo! Le ruego tome asiento en la escalera; mi esposa no puede tardar en venir.
El rio, como para revelar mejor el carácter salvaje de la región que le rodea, se hace mas perezoso en su marcha, y léjos de profundizar su cauce, se bifurca en multitud de brazos, se ensancha á veces como un pequeño mar interior, escondiendo sus aguas entre el follaje de las selvas seculares; levanta en su camino un enjambre de islotes pintorescos; y haciéndose mas ingrato por la abundancia de sus insectos venenosos, la ferocidad de sus terribles caimanes, la ardentía de sus playas calcinadas por un sol devorador, y la absoluta soledad de sus vueltas y revueltas, sus ciénegas y barrancos de salvaje tristeza, revela que allí no ha fundado el hombre su poder, que la humanidad no ha tenido todavía valor para entrar en lucha con esa emperatriz de los desiertos que se llama Naturaleza!
Perezoso tambien, seguro tu no sabe la leccion, ¿ja? El P. Millon no solo tuteaba á todos los estudiantes como buen fraile, sino les hablaba ademas en lengua de tienda, práctica que aprendió del catedrático de Cánones. Si el Reverendo quería con ello rebajar á los alumnos ó á los sagrados decretos de los concilios es cuestion no resuelta todavía apesar de lo mucho que sobre ello se ha discutido.
Palabra del Dia
Otros Mirando