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Izquierdo había sido chalán, tratante en trigos, revolucionario, jefe de partidas, industrial, fabricante de velas, punto figurado en una casa de juego y dueño de una chirlata; había casado dos veces con mujeres ricas, y en ninguno de estos diferentes estados y ocasiones obtuvo los favores de la voluble suerte.

Y sinembargo, la Mancha es un país asombrosamente fértil en la produccion de trigos y vinos, que cuando está cubierto de mieses y sarmientos tiene una hermosura suntuosamente triste. ¿Por qué no hay allí ni un solo árbol, ni casas, ni jardines, ni otra cosa que inmensos prados ó trigales solitarios? Porque no hay agua, dicen los optimistas, que creen que lo que no se hace es porque no se puede.

Se dieron algunos ansiosos chupetones, y uno de los zagalones con inclinaciones más señaladas a la retórica dejó al cabo escapar esta declaración inesperada: Me paece a , me paece a que si el tiempo no tuerce el hocico, en cosa de ocho días levantarán los trigos un par de palmos más... Es un decir, mayormente.

Lancéme, y conmigo se lanzaron otros en aquella dirección; tomé del suelo un fusil que aún apretaba en sus manos un soldado muerto, y corrí con los demás a todo escape en dirección a la noria. Penetramos en un campo a medio segar, a trechos cubierto de altos trigos secos, a trechos en rastrojo.

En Madrid, el día antes de casarse, no fue hombre para gastarse seis cuartos en un ramo de rositas de olor... En Navalcarnero le había regalado un botijito, y la llevaba a pasear por los trigos, permitiéndose coger amapolas, que se deshojaban en seguida.

Por desgracia, la preocupación de la guerra de Cuba me ha llevado, como vulgarmente se dice, por esos trigos, y me ha movido a escribir sobre muy distinta materia. Reconozco que lo escrito poco o nada tiene que ver con el progreso, a no ser para negarle y para afirmar que, mutatis mutandis, los casos se repiten y vienen a ser siempre los mismos.

La produccion de Córdoba es considerable en frutos agrícolas, especialmente el aceite, los vinos y trigos. La cantidad de aceite que centraliza Córdoba es verdaderamente enorme, y tanto que su trasporte ha sido el objeto principal del ferrocarril que conduce á Sevilla y Cádiz.

Cuando en época de cosecha contemplaba el tío Barret los cuadros de distinto cultivo en que estaban divididas sus tierras, no podía contener un sentimiento de orgullo, y mirando los altos trigos, las coles con su cogollo de rizada blonda, los melones asomando el verde lomo á flor de tierra ó los pimientos y tomates medio ocultos por el follaje, alababa la bondad de sus campos y los esfuerzos de todos sus antecesores al trabajarlos mejor que los demás de la huerta.

Y paseando sus ojos con admiración y arrobo por la campiña exclamó con acento recogido: ¡Qué hermoso! ¡Qué hermoso está esto! ¡Qué deliciosa naturaleza! Atravesaban en aquel instante por un extenso sembrado. Los trigos comenzaban a amarillear. Soplaba sobre ellos la brisa fresca del Norte que pasaba estremeciéndolos con leve, fugaz escalofrío, inclinándolos suavemente bajo la llama del sol.

El auditorio guardó silencio, dando tiempo para que estas notables palabras penetrasen lenta y profundamente en su espíritu. El tío Leandro las rebatió al fin severamente. Cuando se habla una cosa, Celipe, es porque se sabe. ¿Sabes , por un si acaso, que han de levantar los trigos dos palmos? Es un decir, tío Leandro. Bien, pero ¿se sabe o no se sabe? Nadie chistó.