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Actualizado: 11 de mayo de 2025


Las señoras se enfadan si hablo de Canzana y no quieren que me acuerde de ustedes ni que la llame á usted madre. Pero esto no puede ser. Usted siempre será mi madre y mi padre será mi padre y Pepín y Manolín serán mis hermanos, y me estoy acordando de ustedes todo el día y á veces también toda la noche, porque no duermo tan bien como dormía ahí.

Estás aquí por ladrón. ¿Sabes lo que es eso, Pepín? ¿No conoces lo que nos afrenta a todos? ¿No comprendes que vas a matar a tu pobre padre?... El Barrabás abandonó su inmovilidad y miró con ojos hostiles, homicidas, a los que estaban plantados algunas puertas más allá. Estoy aquí dijo con voz ronca por esos voceras, que se han chivado, contándoselo todo al juez.

Soldado, cona; y cuando es por desprecio, chapi. Ir, ó irse, amun. Sentarse, anún. Asiento, anúhue. Entrar, conn. Salir, thipan; y cuando es dejar un lugar por otro, chumúl. Traer, cupaln. Quitar, ó sacar, entun, y arrebatar, múntun. Aborrecer, ghúden. Querer, ayún, ó ayúntun. Vivir, mogen, ó lihuen. Voluntad, duam. Poder, pepin. Aprender, gúneytun, ó quimquimtun. Enseñar, quimúln, ó gúneln.

Quedó igualmente pálida y sin poder articular palabra. ¿Quién te ha dicho eso? logró proferir al cabo. Pepín. ¡Ah pícaro!... ¡Le voy á arrancar las orejas! exclamó cambiando súbito su emoción en furor. Y ya se disponía á ir en busca del criminal, pero Demetria la retuvo. No, madre, no salió de él... Fué Tomás el de la tía Colasa quien se lo dijo y por eso se pegaron.

En aquella carrera furiosa sacudió un garrotazo á Gabriel de Arbín que le hizo morder el polvo, machacó las costillas á Pepín de Solano y alcanzó también con un palo en la cabeza al bravo Angelín de Canzana, que se vió necesitado á retirarse del combate. Antes de llegar cerca de Celso éste le salió al encuentro. ¡El insensato! No sabía que Toribión le aventajaba mucho en valor y en fuerzas.

Y cuando pudo descender de aquel barrio extremo, donde se amontonaba la miseria obrera, Isidro la vio más flaca y amarillenta, llevando al brazo un envoltorio de ropas por entre las cuales salía un llanto desesperado y unas manecitas crispadas por la rabia. Mírale, Isidro... Es Pepín: es tu hermano. Bésalo, hijo mío.

Contraía sus manos al decir esto y guiñaba un ojo, lo mismo que si empuñase un fusil imaginario. Sonreía como si le halagase la ferocidad de sus recuerdos. Maltrana, ante el gesto de delectación homicida del aragonés, pensaba asombrado que aquel hombre era bueno. Había embellecido con su mansedumbre silenciosa los últimos años de la pobre Isidra; era un padre bondadoso para el travieso Pepín.

Flora lo advierte y le pregunta el motivo. Tarda en responder la zagala. Al cabo desahoga su pecho y le cuenta sus inquietudes, sus tristezas engendradas por las palabras que se le escaparon á su hermano Pepín el día del Carmen. Verdad que estas palabras llovían sobre mojado. Por eso sin duda le habían causado impresión tan honda. Flora se apresuró á tranquilizarla.

Vamos, niño, , ¿por qué os pegasteis? repitió Demetria sacudiéndole por el brazo con impaciencia. Pepín vaciló todavía algunos instantes: al cabo profirió titubeando: Porque... porque... porque dijo que no eras mi hermana... que eras del hospicio. Toda la sangre de Demetria fluyó al corazón: quedó pálida como un cirio. No pudo articular palabra.

Demetria abrazada á ella repetía con frenesí este sagrado nombre como si quisiera indemnizarla del tiempo en que no había podido dárselo. Manolín y Pepín saltaron de la cama en camisa y se abrazaron á sus faldas gritando de alegría. Demetria los cogió al fin y elevándolos del suelo los besó con arrebato infinitas veces.

Palabra del Dia

bagani

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