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Este innovador fue Senquá, del cual puede decirse que representaba con respecto a Ayún, en aquel arte budista, lo que en la música representaba Beethoven con respecto a Mozart.

Se pensó en retirarlos, porque ya estaban los pobres un poco tronados; pero Barbarita se opuso, porque dejar de verlos allí haciendo juego con la fisonomía lela y honrada del Sr. de Ayún, era como si enterrasen a alguno de la familia; y aseguró que si su hermano se obstinaba en quitarlos, ella se los llevaría a su casa para ponerlos en el comedor, haciendo juego con los aparadores. vi

Soldado, cona; y cuando es por desprecio, chapi. Ir, ó irse, amun. Sentarse, anún. Asiento, anúhue. Entrar, conn. Salir, thipan; y cuando es dejar un lugar por otro, chumúl. Traer, cupaln. Quitar, ó sacar, entun, y arrebatar, múntun. Aborrecer, ghúden. Querer, ayún, ó ayúntun. Vivir, mogen, ó lihuen. Voluntad, duam. Poder, pepin. Aprender, gúneytun, ó quimquimtun. Enseñar, quimúln, ó gúneln.

Era el retrato de Ayún, de cuerpo entero y tamaño natural, dibujado y pintado con dureza, pero con gran expresión. Mal conocido es en España el nombre de este peregrino artista, aunque sus obras han estado y están a la vista de todo el mundo, y nos son familiares como si fueran obra nuestra.

Este se deriva de paylla, que significa boca arriba, y c'non, poner ó levantar, aucun, rebelarse, aucatun, rebelarse de nuevo, aucatuln, hacer que se rebelen, lan, muerte, lagúmn matar, lagúmnchen, matar indios, se componen de lagúmn matar, y che, indio, ayún, amar, ayulan no amar. Pen significa ver, pevin, yo le , vemge de esta manera, y la, la negativa.

Al fundar los ingleses el gran depósito comercial de Singapore, monopolizaron el tráfico del Asia y arruinaron el comercio que hacíamos por la vía de Cádiz y cabo de Buena Esperanza con aquellas apartadas regiones. Ayún y Senquá dejaron de ser nuestros mejores amigos, y se hicieron amigos de los ingleses.

Pues esta prenda, esta nacional obra de arte, tan nuestra como las panderetas o los toros, no es nuestra en realidad más que por el uso; se la debemos a un artista nacido a la otra parte del mundo, a un tal Ayún, que consagró a nosotros su vida toda y sus talleres.

Senquá modificó el estilo de Ayún, dándole más amplitud, variando más los tonos, haciendo, en fin, de aquellas sonatas graciosas, poéticas y elegantes, sinfonías poderosas con derroche de vida, combinaciones nuevas y atrevimientos admirables.