Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 11 de octubre de 2025
Tzaá le decían a este juego: dos indios se subían primero en las puntas del palo, dos más se encaramaban sobre estos dos, y los cuatro hacían sin caerse muchas suertes y vueltas. Y los indios tenían su ajedrez, y sus jugadores de manos, que se comían la lana encendida y la echaban por la nariz: pero eso, como la pelota, será para otro día.
Para atemorizarlos mandó al Almirante tirar lombardas sin pelota, pero con el ruido se alborotaron más, burlándose del recurso.
Iban casi en orden hierático; delante las niñas de corto, entre quienes descollaba Nisita, ya espigada, provista de una gran pelota; luego el grupo de las casaderas, Josefina García, Lola Sobrado, luciendo sus mantillas y sus colas recientes; los flancos de este pelotón los reforzaban Baltasar y Borrén, y como Baltasar no se había de poner al ladito de su hermana, tocábale ir cerca de Josefina.
Juntando con un fuso, porque está desfilachada y en hebras, la que nos dan a todos, saldría, a lo más, a lo más, un ovillo no mayor que este puño. A mí no me importa beber, ni fumar, ni andar en pelota, ni comer lentejas con guijarros. Yo no soy un borracho; yo no soy una chimenea; yo no soy un pisaverde; yo no soy un cerdo; yo soy un hombre honrado, trabajador y justo. Justicia, justicia.
Galoparon los dos jinetes, llevando al hombro como una lanza la garrocha de fina y resistente madera, con una pelota en su remate que resguardaba el hierro. Su paso por el barrio popular despertaba una ovación. ¡Olé los hombres guapos! Las mujeres saludaban con la mano. ¡Vaya con Dió, güen mozo! ¡Divertirse, señó Juan!
879 Y dale siempre rosarios, noche a noche sin cesar; dale siempre barajar salves, trisagios y credos; me aburrí de esos enriedos y al fin me mandé mudar. 880 Anduve como pelota, y más pobre que una rata: cuando empecé a ganar plata se armó no sé que barullo: yo dije: a tu tierra, grullo, aunque sea con una pata.
En Amezqueta entraron en la posada próxima al juego de pelota. Llovía, hacía frío y se refugiaron al lado de la lumbre. Había entre los reunidos en la venta un campesino chusco, que se puso a contar historias. El campesino, al entrar otros dos en la cocina, sacó su gran pañuelo a cuadros y comenzó a dar con él en las mesas y en las sillas, como si estuviera espantando moscas.
Su mente se acaloraba ante la temerosa contingencia de que el almuerzo saliera mal. Pero si salía bien, ¡qué triunfo! El corazón le latía con fuerza, comunicando calor y fiebre a toda su persona, y hasta la pelota de algodón parecía recibir también su parte de vida, palpitando y permitiéndose doler. Por fin, todo estuvo a punto.
Pero no se había conjurado el choque sino momentáneamente. La pelota estaba en el tejado y no tardó en caer. Maza tenía vehementes deseos de decir a don Rosendo que lo del periódico era «una mamarrachada». Este no las tenía menos vivas de decirle a Maza que era un envidioso. Y en efecto, a la primera ocasión que se presentó, ambos la cogieron por los pelos para comunicarse estas gratas noticias.
-Ya os he dicho, amigo -replicó el cura-, que esto se hace para entretener nuestros ociosos pensamientos; y, así como se consiente en las repúblicas bien concertadas que haya juegos de ajedrez, de pelota y de trucos, para entretener a algunos que ni tienen, ni deben, ni pueden trabajar, así se consiente imprimir y que haya tales libros, creyendo, como es verdad, que no ha de haber alguno tan ignorante que tenga por historia verdadera ninguna destos libros.
Palabra del Dia
Otros Mirando