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En el pueblo donde asiste el gobernador o algún teniente gobernador concurren todos a su habitación, lo acompañan de ida y vuelta a la iglesia en toda ceremonia, pero estando solos guardan poca formalidad. Siempre que van juntos van en pelotón, o más bien en hilera, el corregidor delante, al que sigue el teniente y alcaldes, y por su orden los demás, siendo el último el menos graduado.

Algunas veces ostentaba la garrocha atravesada en el borrén de la silla, y con un pelotón de amigos convertidos en piqueros iba a las dehesas para acosar y derribar toros, gozando mucho en esta fiesta brava, abundante en peligros. No era una niña.

Cuando ésta, instada por nosotros, le dijo: Como no haya nadie más que estos señores, por bien puede hacerlo. Se levantó con graciosa resolución exclamando: Malo y rogado son dos cosas malas... Vamos andando. Levantámonos todos también con alegría y en pelotón fuímonos a la sala. La hermana María de la Luz iba haciendo gestos de susto y escándalo.

Quiero obsequiar con una copa a todos los valientes que conmigo han salvado a Jerez. Porque, créeme, Ferminillo, que soy yo, sólo yo, quien ha resistido a esos pillos. Mientras las tropas estaban en los cuarteles, yo estaba en mi sitio. ¡Me parece que la ciudad me lo debe agradecer, haciéndome algo!... Pasó un pelotón de jinetes, con los caballos al trote.

Y comentaba con alegría infantil los relatos maravillosos de los periódicos: combates de un pelotón de franceses ó de belgas con regimientos enteros de enemigos, poniéndolos en desordenada fuga; el miedo de los alemanes á la bayoneta, que les hacía correr como liebres apenas sonaba la carga; la ineficacia de la artillería germánica, cuyos proyectiles estallaban mal.

Iban casi en orden hierático; delante las niñas de corto, entre quienes descollaba Nisita, ya espigada, provista de una gran pelota; luego el grupo de las casaderas, Josefina García, Lola Sobrado, luciendo sus mantillas y sus colas recientes; los flancos de este pelotón los reforzaban Baltasar y Borrén, y como Baltasar no se había de poner al ladito de su hermana, tocábale ir cerca de Josefina.

Montado en ella trotaba por las calles, sin más objeto que recibir los homenajes de los amigos, que saludaban su garbo con ¡olés! ruidosos. Esto satisfacía por el momento sus deseos de popularidad. Otras veces iba con los señoritos, formando vistoso pelotón de jinetes, a la dehesa de Tablada, en vísperas de gran corrida, para ver el ganado que otros habían de matar.

Si te atacan algunos merodeadores, ellos te auxiliarán; pero si es una columna o un pelotón, no harán nada y dejarán que te prendan. ¡Ellos van a dejar que me prendan! exclamó el cazador indignado ; yo quisiera ver semejante cosa. , Materne, y eso será lo más sencillo, porque a un hombre desarmado se le suelta pronto; pero a un hombre que lleva armas se le fusila.

La España de entonces recibió con agrado a las gentes que venían de África; los pueblos se entregaban sin resistencia; un pelotón de jinetes árabes bastaba para que se abriesen las puertas de una ciudad. Era una expedición civilizadora, más bien que una conquista, y una corriente continua de emigración se estableció en el Estrecho.

Acercóse á las calles inmediatas por ver si había gente en acecho, y no vió nada. Sólo en la calle de las Negras divisó algunas sombras lejanas, un pelotón de gente como de diez personas. También hacia el portillo de San Bernardino se movían algunos bultos. Creyó que no había que perder tiempo; llegóse á la puerta, y asiendo el aldabón, dió algunos golpes con mucha fuerza.