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Actualizado: 4 de junio de 2025


¡Si vieran! repuso Ricardo al bajar del caballo, que al pararse dejó caer la cabeza hasta casi tocar el suelo con la barbada, al mismo tiempo que palpitaban sus ijares con extraordinaria celeridad, ¡el monstruo de Anastasio nos sacó cortitos!... ¿Y por aquí?... ¿qué tal?... ¡Uf!... ¡Qué calor!... ¡y qué hambre!... Ven a almorzar, ¿o quieres bañarte antes?

Cuando el objeto que tiene que mirarse está muy alto, hay que pararse para levantar la cabeza. Permítame el lector que yo alce la frente procurando dominar con los ojos del alma la cúpula grandiosa de ese magnífico panteon, y luego le diré lo que mi pobre pensamiento ha podido ver y adivinar. Hoy terminaré con algunas curiosidades.

Al llegar á la calle Ancha vió un grupo más numeroso. Pasó cerca sin intención de pararse, cuando uno se adelantó hacia él y le detuvo. ¿Quién podía ser sino el pomposo Calleja, el barbero insigne de La Fontana? Haciendo grandes aspavientos y dando al viento su atiplada voz, puso sus pesadas manos sobre los hombros del joven, y dijo: ¡Eh!, muchachos, aquí está el gran hombre, nuestro hombre.

No tardaron los fugitivos en dejar atrás la fábrica de aserrar del marqués; después torcieron a la derecha, para llegar a la casa de «El Encinar», cuya elevada chimenea se descubría sobre la meseta, a tres cuartos de legua. Marcos Divès y su gente llegaron gritando: ¡Alto! ¡Pararse un poco! ¡Mirad allá abajo!

Estaba seguro de que mientras no se moviese nada malo podía ocurrirle, y de que con sólo levantarse, con sólo moverse de su sitio, con sólo volver la cabeza, la desgracia terrible ocurriría inmediatamente. Pero una vez en pie, y habiendo comenzado a andar, no se atrevía ya a pararse, pues se le antojaba que el peligro estaba precisamente en la quietud.

Al anochecer, hora en que dejaban el trabajo los obreros, se convertía aquella acera en paseo donde era difícil andar sin pararse a cada tres pasos.

Ya no es tiempo de hablar, es tiempo de obrar. Bien lo dijo este señor anoche: "Adelante en el camino; retroceder es la muerte; pararse es la infamia." Yo lo hubiera dicho lo mismo; sólo que yo no me he decidido á hablar todavía; pero si llego á enfadarme.... ¡Bien, bien! chillaron muchas voces. Lázaro sudaba con impaciencia y angustia. No sabía cómo romper aquel círculo de atletas que le rodeaba.

Lejos de continuar allí la batalla empezada adentro, parecían, con sus cáusticas sonrisas, decir de la nación entera lo que del público aquellos dos cómicos al pararse jadeando entre bastidores, después de haber cruzado en la escena sus aceros, y de salir el uno persiguiendo al otro, entre frenéticos aplausos y gritos de indignación: «¡Estúpidos! ¡Veinte veces nos han visto hacer lo mismo, y todavía no se convencen de que todo ello es una farsa

En fin, todo me volvía cavilar, cavilar, sin sacar nada en limpio... Entonces dije: voy a darle un susto esta noche... Ha sido un susto muy agradable. Si no llega V. a pararse delante de mi casa y a quedarse mirando a los balcones, no salgo del portal... pero aquello me decidió. Momento de pausa, en el cual me acudió a la mente un tropel de pensamientos que todavía me avergüenzan.

Palabra del Dia

rigoleto

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