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Actualizado: 16 de mayo de 2025
Aún creía posible la continuación de su vida pasada; menos brillante que en otros tiempos, manteniéndose en segundo término, pero con iguales satisfacciones. El engaño de su matrimonio con un artista mediocre iba a ser un paréntesis de sombra nada más. Tal vez se cumpliese el soñado destino, acabando ella por ser la compañera de un grande hombre.
Era una respuesta aplastante, en efecto, a la crítica de Leporello nutrida de sana doctrina retórica y adornada con todos los recursos que proporciona al discurso la ortografía española; signos de admiración, interrogantes, puntos suspensivos, paréntesis, etc., etc. Tristán, muy caviloso, apenas le escuchaba.
Da Andrés. Un paréntesis, ya que de tresillo he hablado. Es el juego favorito de Bogotá; pero, a diferencia del Perú, sólo lo juegan los hombres. En los tiempos de opulencia, durante la estación de baños en Chorrillos, se ha llegado a jugar hasta... a chino la ficha. El contrato de un chino, por tres o cuatro años, importaba 300 ó 400 pesos fuertes.
Algunas, como Severiana, que, dicho sea entre paréntesis, tenía para aquella noche una magnífica lombarda, lomo adobado y el besugo correspondiente, se contentaban con un saludo afectuoso. Otros no se daban por satisfechos con lo que recibían. A todos preguntaba Jacinta que qué tenían para aquella noche.
Esta vez fue más largo el paréntesis de mi tío, porque fue mayor la fatiga provocada por la tos. En cuanto se repuso un poco, continuó diciendo: Pues bueno, y a lo que te iba: ya estás al tanto de las cosas y tienes en marcha tu plan: aquí empiezan las alegrías de la buena entraña, pero también las desazones gordas, si no te armas mucho de paciencia, ¡pero mucho, pispajo!
Nada le gusta tanto como que tengan confianza en ella en asuntos de dinero... ¡Ah!... leo en ella como leo en ti. ¿No ves que la traté bastante en vida de Jáuregui, que, entre paréntesis, era un hombre excelente?
Mi hermana, que, entre paréntesis, se zampó esta tarde media gallina, lo que quiere es un landó de cinco luces... ¡Atiza! Yo he aconsejado a Obdulia indicó Frasquito con gravedad , que no tenga cocheras, que se entienda con un alquilador. Claro... Pero no dará pa tanto el cortijo de pateta. ¡Landó de cinco luces! Y que tiren de él las burras de leche del señó Jacinto».
De un año a otro Celestina piensa con ardor en la cantidad de novedades que podrá introducir en los pasteles y por toda recompensa no ambiciona más que cumplimientos, lo que, entre paréntesis, no le falta, pues todas conocen su flaco y la adulan. A las dos y media empezó a oírse la campanilla. Genoveva, Petra, Paulina y Francisca llegaron de las primeras. Siguioles de cerca la señorita Sarcicourt.
En las en que se hallaba el vejancón de la Castañalera, cada vez menos socorrido de palabra y de asuntos de conversación, solía interrumpir los largos paréntesis de silencio con descargas como ésta y dos cachiporrazos en el suelo: ¡Vaya, vaya con el bueno de don Celso que se nos quiere morir sin más ni más! No, no; pues como valga la mía, no te sales tú con la tuya. Eso te lo juro yo.
Entre paréntesis, se distinguen por su independencia en el vestir. Doña Malvina le hace las levitas a D. Horacio, y D. Horacio le arregla los sombreros a doña Malvina. Total, que estos inglesones lo entienden: no gastan un cuarto en sastres ni modistas. Pero voy al cuento. Los pastores se las tuvieron tiesas, y doña Guillermina más tiesas todavía.
Palabra del Dia
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