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No lo son más las Duquesas y las Princesas que en Madrid viven y a quienes tantos respetan y adulan. Digo todo esto, porque en Lisboa se recrudeció mi patriotismo. ¡Qué gran Capital para nuestra gran nación, señora de dos mundos, hubiera sido aquella ciudad espléndida y hermosa, si D. Felipe el Prudente hubiera sido D. Felipe el Previsor y hubiera tenido más elevadas miras! Pero ya basta.

¡Ah! continuó; usted no es el mismo que antes para , y mire, todos los hombres que vienen a esta casa, me contemplan, me adulan y me cortejan; pero usted es un indiferente en casa. Señora le contesté, riendo, usted está bajo la influencia de la lectura de Droz. No se ría. ¿Se acuerda usted ahora dos años?

De un año a otro Celestina piensa con ardor en la cantidad de novedades que podrá introducir en los pasteles y por toda recompensa no ambiciona más que cumplimientos, lo que, entre paréntesis, no le falta, pues todas conocen su flaco y la adulan. A las dos y media empezó a oírse la campanilla. Genoveva, Petra, Paulina y Francisca llegaron de las primeras. Siguioles de cerca la señorita Sarcicourt.

Mil veces le había oído decir que ninguna mujer le había gustado tanto en la vida. Luego, era un hombre audaz, no conocía la vergüenza; lo mismo le importaba recibir una injuria ó una bofetada que beberse una copa de vino... Ella, claro que no se iba á enamorar de semejante asqueroso; ¡pero las mujeres son tan bestias! En cuanto las adulan se vuelven jalea.

Mario tomó parte también muy viva en su pesar. Con él desahogó su pecho la dolorida niña, comunicándole las sospechas que agitaban su alma. Créeme, Mario, Godofredo está muy engreído. Tanto le adulan por lo bien que escribe, tantos piropos le echan las condesas y las duquesas con quienes trata, que ha llegado a despreciarnos.

Más importante y de más fuerza es la censura que se refiere á las obras, que adulan á la sed de venganza peculiar de los pueblos meridionales, causa hoy, así en Italia como en España, de muchos asesinatos, excitando la admiración de los espectadores hacia los rasgos de valor, sin tener en cuenta sus motivos, ó empleando, para lograrlo, crímenes y actos sangrientos.

¡Conque la hija del juez, y la del indianete, y la del alcalde exclamó Simón en seguida, con rencoroso acento son las que más te han injuriado, porque tenían a menos jugar contigo!... ¡Las hijas de esos personajes que me adulan y me soban cuando necesitan un par de duros para comer aquel día, o media docena de onzas para apuntarlas a una carta, o pagar una trampa que podría ponerlos en vergüenza..., si alguna les queda!... ¡Pero yo les juro que, por poca que ella sea, he de sacársela a la cara..., y a algunos más también!

Desde la sobriedad del pobre a la disipación inmoral de los ricos, todo lo conozco, todo es canalla, canalla arriba, canalla abajo. ¿Se hace el bien?, pues nadie lo agradece. ¿Se hace el mal?, pues nadie lo censura. Mal y bien todo es igual. Si amas te desprecian; si eres rico te adulan; si eres pobre te escupen. O si no, observa lo que ha hecho tu hermana conmigo.

La organizacion social del pueblo ingles, su vida práctica que he visto, las mil y mil barrerás que le separan de la aristocracia, esas desigualdades insultantes que allí se ven, esos privilegios-leyes que destruyen la igualdad social, atacan la dignidad humana y adulan el orgullo de unos cuantos, todo ese viejo edificio ingles, casi feudal, á pesar de todos los discursos que se hacen por todo el mundo, diciendo que la Inglaterra marcha á la cabeza de la civilizacion, puede caer un dia en astillas, á impulsos del hacha revolucionaria, á impulsos de un movimiento, quizá mas próximo é inevitable que lo que casi todos creen.