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Actualizado: 13 de julio de 2025
Edelmira, a pesar de no haber desmejorado, tenía los ojos rodeados de un ligero tinte obscuro. Se abanicaba sin punto de reposo y tapaba la boca con el abanico cuando en medio de una situación culminante del drama se le antojaba a ella reírse a carcajadas con las ocurrencias del Marquesito, que tenía unas cosas....
Se pelea con obstinacion todo aquel dia, por una y otra parte, hasta que con las sombras de la noche, volvieron los sitiadores á ocupar sus cuarteles, y Orellana no se descuidó en aprovechar esta ocasion favorable, para retirar el oficial y guarnicion del Castillo de Santiago, que se hallaban muy maltratados de los golpes y heridas recibidas en los ataques, y determinó tambien abandonarle por falta de sugetos, que con utilidad sirviesen los cañones, considerando seria mas ventajoso colocarlos en la plaza mayor á disposicion del Comandante de artilleria, para que los emplease segun conviniese á la necesidad y ocurrencias que se ofreciesen en adelante.
Muy al contrario, la cara del general Castaños no causaba espanto a nadie, aunque sí respeto, pues los chascarrillos y las ingeniosas ocurrencias que le eran propias las guardaba para las intimidades de su tienda. Montaba airosamente a caballo, y en sus modales y apostura había aquella gracia cortés y urbana que tan común ha sido a nuestros Césares y Pompeyos.
Su esposa en cambio ni atendía ni quería oir hablar siquiera de sus cacerías, de sus disputas, de las ocurrencias de sus amigos. Todo lo que no fuese modas, bailes, descripciones de las soirées madrileñas, bodas de los grandes de España, le interesaba poco. Lo que más excitaba su curiosidad era cuanto se refería a los reyes y a la real familia.
No me olvidaré nunca de aquellas deliciosas comidas en casa de D. Diego Suárez, cuyo hogar hospitalario me fue abierto con tanto cariño. Nunca éramos menos de quince o veinte, y desde el primer plato, la mesa era una arena para el espíritu de los concurrentes. ¡Qué animación! ¡Cómo se cruzaban las ocurrencias más originales e inesperadas!
Durante el camino no me atreví á despegar los labios. Ella también iba silenciosa. El conde y Pedro charlaban de las ocurrencias de la caza. Cuando llegamos á casa era ya noche. Lo primero que vimos en el portal fué á la monísima Emilia que extendió los bracitos hacia su madre gritando de alegría.
Miraba al duque con una fijeza y una insolencia tales, que el duque se irritó. ¿Qué me queréis? dijo Lerma con acento duro. ¡Eh! ¿Qué os quiero yo? nada; vos sois quien me queréis á mí. ¡Yo! Sí, vos me necesitáis. ¿Que os necesito yo? Sí por cierto. ¿No es verdad que nuestro buen rey tiene de vez en cuando ocurrencias insufribles? ¡Cómo! ¿Sabéis...?
Y es de notar que el tío Merlín jamás era explícito en sus dictámenes, y que sus admiradores, al repetir á otros las ocurrencias del célebre viejo, apenas hallaban por donde cogerlas; y es claro: el tío Merlín, como casi todos los decidores del mundo, tenía todo su chiste en aquello que callaba, y lo que callaba era lo más importante.
Pero al revolver la esquina quedó estupefacto viendo frente á sí á Paca, que marchaba tranquilamente al lado de su marido. Sintióse turbado y molesto. ¿Quién era, pues, la máscara que le había dicho la buenaventura? Sin embargo, los abordó con fingida calma y alegría. Charlaron de las máscaras y de las ocurrencias más graciosas que aquella tarde habían oído.
El Gran Capitán hizo reír a su digna esposa con estos chistes, hijos de su inexperta fatuidad, y ambos celebraron recíprocamente sus ocurrencias. Si es novela de caballerías lo que he contado dijo Santorcaz , pronto lo hemos de ver en España, porque pasan de cien mil los Esplandianes que andan desparramados por ahí esperando que su amo y señor les mande empezar la función.
Palabra del Dia
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