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Actualizado: 16 de julio de 2025
A veces se me ocurría la idea de marcharme al barco y encerrarme allí; pero me parecía vergonzoso. Por la mañana, después de una noche de insomnio, me decidí a seguir la aventura. Estaba convencido de que en el fondo no tenía cariño por Dolores; de que, probablemente, ella tampoco me quería; que obraba por vengarse; pero no importaba; había que ir hasta el fin. Al día siguiente nos vimos.
Respondía ella con otro gesto que, cuando menos, significaba que había comprendido la pregunta; y algo parecido le ocurría a su marido con los hombres políticos, que casi le formaban un cortejo diariamente desde lo de la herencia, y poco más o menos le sucedía a la hija con sus amigas; sólo que éstas eran más claras en el preguntar, y ella menos encogida en el responder, por lo mismo que estaba bien persuadida del destino de aquellos despilfarros, desde que su madre apuntó en la calle de Hortaleza la necesidad de vivir en casa de mayor calibre.
Al mismo tiempo que Isidora contaba sus desdichas al inocentísimo Canencia, ocurría no lejos de allí un hecho que, con ser muy triste, no afectaba grandemente a los que lo presenciaban. Eran éstos el Director facultativo, el administrativo, un practicante, alumno de Medicina, el capellán y un enfermero. El moribundo, pues de morirse un hombre se trata, era Rufete.
Se trataba de 67 francos que me hacian falta, se trataba además de que era extranjero, de que era español; casi todas las cuestiones son para nosotros en Francia cuestiones de decoro, y me di á bajar la escalera con el fin de hacer saber á la señora lo que ocurria.
Pero advirtió entonces en Adriana la palidez y un ligero temblor de los labios. Y comprendiendo que algo grave ocurría, tomó a Charito aparte. Ella se sentó al lado de Muñoz, quien se había incorporado y la miraba con expresión de curiosidad. Ambos quedaron por un rato en silencio. He recibido su carta y he venido. Gracias, Adriana. Yo debo agradecerle este acto de bondad. Ambos callaron.
Cuando el señor Fermín vio llegar a su hijo, le preguntó con cierta ansiedad si ocurría algo en Jerez. «Nada, padre.»
Tomé con empeño el trabajo de calmarla, y lo conseguí; pero con la ayuda de una «zurriascada» feroz que se estrelló de repente contra las puertas del balcón. Cuando esto ocurría, se enjugaba Facia los ojos y respondía malamente a mis últimas observaciones.
Maltrana no podía mantenerse tranquilo en el jardín de invierno mientras tomaba el café con Fernando. Ocurría a bordo algo extraordinario sin que él lo presenciase. ¿Le parece que vayamos a ver la gente de tercera?... Debe ser interesante. Descendieron las escaleras de dos pisos, y saliendo del castillo central viéronse en la explanada de proa, al pie del palo trinquete.
Sólo se le ocurría desear una transformación completa de aquel enemigo albergado bajo su techo. ¡Ay! ¿Por qué no se convertía en hombre? ¿por qué no venía á ocupar su sitio, aunque sólo fuese por media hora, el fantasmón de su esposo?... Pero la guerra sigue insistía ingenuamente doña Luisa . Los enemigos aún están en Francia... ¿De qué ha servido lo del Marne?
Lo que ocurría consistía en que mientras era libre ante los hombres, se había vinculado ante su propia conciencia, sin el auxilio del rito, pero con sinceridad completa. Cierto que se había puesto fuera de las leyes, pero con el fin de hacer que volviera a ellas quien las había abandonado y desconocido, y si había recibido de éste el ejemplo del mal, había sido por darle el del bien.
Palabra del Dia
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