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Actualizado: 14 de junio de 2025


Puesto que de iglesias he hablado antes, diré que el pueblo de Bogotá es sumamente religioso y practicante. El clero, cuyos bienes han sido secularizados, vive bien, como en los Estados Unidos, con los subsidios de los creyentes. ¡Cuántas y cuán serias ventajas ofrece ese sistema sobre el de la subvención oficial!

Ciertísimo... si conozco mucho al viejo, cuando yo estaba de practicante en lo del doctor Trevexo, iba todos los días al estudio. ¿Y a ella la conoces? ¡Bah, bah, de la escuela... era la piel del diablo cuando chica... un potro!... Don Benito, mudo, pero dejando vagar una leve sonrisa por los labios, seguía tocándome el brazo a cada palabra de los indiscretos. ¿Pero será posible que se casen?...

Se constituía inmediatamente a la cabecera del lecho, tomaba cuenta de las medicinas, arreglábale la cama, poníale los vejigatorios o las ayudas lo mismo que el más diestro practicante. Luego, si la enfermedad por desgracia presentaba mal carácter, sabía insinuar como nadie la idea de confesión; de tal modo que el enfermo, en vez de asustarse, la aceptaba como la cosa más natural y corriente.

Si el golpe es desgraciado y el practicante no puede huir, deja caer lo hurtado, lo echa en el bolsillo de cualquiera de los presentes, en fin, se deshace como puede del cuerpo del delito, y trata de evitarse una condena o ahorrarle un mal rato a su asociado.

Aquel hermoso corazón, tan trabajado por el amor contenido, no quería seguir rigiendo. Novillo se asfixiaba. Un practicante, junto a la monja, le daba a respirar de un balón de oxígeno; y en verdad, no se sabía si el balón estaba inflando a Novillo o si Novillo estaba inflando al balón. Novillo no había perdido la conciencia. De tiempo en tiempo levantaba los brazos y los dejaba caer pesadamente.

Desde luego entraría de practicante en la botica de Samaniego, el cual estaba gravemente enfermo, y si se moría, la viuda tendría que confiar a dos licenciados la explotación de la farmacia. Maxi entraría seguramente de segundo, con el tiempo llegaría a ser primero, y por fin amo del establecimiento. En fin, que todo iba bien y el porvenir les sonreía.

Cuando es necesario interceptar la vista de alguien, ahí se encuentra el practicante, que hará de nube, o si no el brazo que no va a operar y que se baja o se levanta a la altura necesaria. Hay punguistas que son muy hábiles en esta maniobra, que se llama esparo, y que es reputada como uno de los escollos del arte.

A poco llegó el practicante que sólo hacía servicio en la botica por las noches, y llevándole aparte, le dijo Segismundo: «Amigo Padilla, hoy mismo le voy a proponer a doña Casta que vengas de día, porque esta calamidad de Rubín tiene la cabeza como un cesto, y me temo que si se queda solo envenene a toda la parroquia». iv

Al mismo tiempo que Isidora contaba sus desdichas al inocentísimo Canencia, ocurría no lejos de allí un hecho que, con ser muy triste, no afectaba grandemente a los que lo presenciaban. Eran éstos el Director facultativo, el administrativo, un practicante, alumno de Medicina, el capellán y un enfermero. El moribundo, pues de morirse un hombre se trata, era Rufete.

Vuelve el médico hacia donde está el que en los primeros renglones hemos descrito, y antes de llegar a él dice al practicante: «Este desgraciado Rufete va a pasar a Pobres, porque hace tres meses que su familia no paga la pensión de segunda.

Palabra del Dia

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