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Actualizado: 8 de octubre de 2025
La tercera, entender la antigüedad de los naipes, que, por lo menos, ya se usaban en tiempo del emperador Carlomagno, según puede colegirse de las palabras que vuesa merced dice que dijo Durandarte, cuando, al cabo de aquel grande espacio que estuvo hablando con él Montesinos, él despertó diciendo: ''Paciencia y barajar''; y esta razón y modo de hablar no la pudo aprender encantado, sino cuando no lo estaba, en Francia y en tiempo del referido emperador Carlomagno.
En las horas de la tarde, cuando llovía, si Ventura estaba de buen humor, jugaba con Cecilia y Gonzalo al tresillo. Si no, jugaban los dos últimos al tute mano a mano con las niñas sentadas en sus regazos respectivos, las cuales les molestaban a cada momento llevando sus manecitas a los naipes. Ambos eran de buena pasta y se contentaban con apartárselas suavemente.
A Rinconete el Bueno y a Cortadillo se les da por distrito hasta el domingo desde la Torre del Oro, por defuera de la ciudad, hasta el postigo del Alcázar, donde se puede trabajar a sentadillas con sus flores; que yo he visto a otros de menos habilidad que ellos salir cada día con más de veinte reales en menudos, amén de la plata, con una baraja sola, y ésa, con cuatro naipes menos.
El pleito de filiación carece de base y se cae, como un castillo de naipes». Isidora sintió que se mareaba, que se le iba la vista, que el cuarto daba vueltas, que Muñoz y Nones se reproducía en infinitas imágenes o copias del mismo Muñoz y Nones. «Explíquese usted... balbució con voz dolorida, cerrando los ojos No puedo entender... Pues muy sencillo... ¿Pero se pone usted mala?
¡«Jettatore»! ¡Yo, «jettatore»! ¡Pues no faltaba más! exclamé amoscado, agregando: Pero, ¿qué placer pueden encontrar esos... ingenuos, en pasarse la vida cavilando y cavilando sobre los naipes, ya que, según dicen, ese juego no da nunca gran provecho al bolsillo?
Cuando Fernanda entró en el gabinete alzó los ojos y clavó en ella una mirada penetrante que la abrazó de la cabeza a los pies. Ni la hermosura ni el porte, singularmente elegante, de la joven debieron dejarle satisfecho, porque la convirtió inmediatamente a los naipes y exclamó con insolente protección: ¡Hola, pequeña! ¿Eres tú? ¿Cuándo has llegado?
El croupier colocado enfrente para cobrar y pagar barajaba los naipes antes de introducirlos en un doble cajoncito, del que debía extraerlos el banquero. ¡Pobre banquero! Considerando el público extraordinaria su elevación, quería reir á toda costa. Al sentarse en su asiento presidencial, los curiosos encontraron muy graciosa la timidez del pianista, y una risa franca saludó su presencia.
Venían en él envueltos y guardados unos naipes de figura ovada, porque de ejercitarlos se les habían gastado las puntas, y porque durasen más, se las cercenaron y los dejaron de aquel talle. Estaban los dos quemados del sol, las uñas caireladas, y las manos no muy limpias; el uno tenía una media espada, y el otro, un cuchillo de cachas amarillas, que los suelen llamar vaqueros.
Cuando esto nos falta, ya tenemos sopa de algún convento aplazada; no la tomamos en público, sino a lo escondido, haciendo creer a los frailes que es más devoción que necesidad. Es de ver uno de nosotros en una casa de juego con el cuidado que sirve y despabila las velas, trae orinales, cómo mete naipes y solemniza las cosas del que gana, todo por un triste real de barato.
Este producto extraordinario se usa principalmente en la fabricación de botones. Algunas cantidades de marfil vegetal se emplean para hacer cabos de paraguas, piezas de ajedrez, fichas para juegos de naipes, y otros artículos semejantes que se hacen también de marfil de colmillo de elefante; pero la mayor parte de esta substancia vegetal se dedica, como antes se ha dicho, a la fabricación de botones.
Palabra del Dia
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