Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 19 de octubre de 2025
Y movida, poco tiempo después, de sus pasiones y desengaños, y de un muy elocuente sermón que oyó por acaso al Padre Atanasio, en el convento de Capuchinos, abandonó la desastrada vida que hasta entonces había seguido y se volvió a Dios de todas veras.
Y lo que más daño le hacía era la persistencia muda de aquella mirada de los ojos verdes en la carita cubierta por el desordenado cabello. Era evidente que su pobre hermana no concebía en ella la bondad. Entonces, movida por un impulso ardiente, tomó entre sus manos la cabeza de Raquel. Una ternura inmensa la avasalló, hasta quitarle el respiro.
Recuerdo muy bien que al día siguiente de los pescozones que me aplicó D. Francisca, movida del espectáculo de mi irreverencia y de su profundo odio a las guerras marítimas, salí acompañando a mi amo en su paseo de mediodía.
La superficie casi plana vista minutos antes desde lo alto del puente estaba movida ahora por amplias ondulaciones que le sumían en momentánea obscuridad. Cada una de ellas era una colina que se interponía ante sus ojos, dejando libre solamente un espacio de unos cuantos metros.
Susana, sabedora de lo que ocurría, movida del cariño y conocedora del terreno que pisaba, regaló a una monja que hacía de pasanta una crucecita de plata, rogándole que a cambio del obsequio, llevase a Valeria un regalito, consistente en un huevo de marfil, dentro del cual había un rosario.
En Londres conoció a una inglesa joven, enferma, que, movida como él por el ardor de la propaganda revolucionaria, iba de la mañana a la noche por los paseos y los alrededores de los talleres repartiendo folletos y hojas impresas que guardaba en una caja de sombreros siempre pendiente de su brazo. Lucy fue al poco tiempo la compañera de Gabriel.
La multitud se arremolinó, movida por el regocijo, y exclamaciones de alegre curiosidad salieron de muchas bocas. Desfilaba la parte grotesca de la procesión, conservada por el espíritu tradicional como recuerdo de las épocas más religiosas de nuestra historia, que unían siempre el regocijo a la devoción.
Algo le pareció que convenía ya, cuando no desatar la venda, aflojarla un poquito. Era tiempo de iniciar a Inesita en los más sencillos misterios de este pícaro mundo. Movida por este pensamiento, añadió doña Beatriz: Sí, hija mía, hay diversos estilos de mirar.
De repente vi que la puerta se abría algunas líneas, como movida por el viento, o impulsada quizás por una mano para probar si cedía. Retrocedí, apartándome de la puerta cuanto pude y guareciéndome tras la mesa de hierro en la posición que dejo descrita. Acepto su oferta, señores grité, confiando en su palabra de caballeros. Si se toman el trabajo de abrir la puerta...
¿Pues y este ciervo, con la cruz que sobre su cabeza destella como una aparición portentosa? Es perfecto; no he visto ciervos más naturales en los bosques de Bere. Mira la hierba, de un verde claro, que parece movida por el viento. ¡Por vida de! Cuanto he pintado hasta la fecha ha sido juego de niños.
Palabra del Dia
Otros Mirando