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Actualizado: 8 de junio de 2025


Isidora no hizo caso. El día de Inocentes salió un rato. Al volver, Mariano había revuelto todo el cajón alto de la cómoda. «¿Qué haces? preguntole su hermana, previniendo algún desastre. ¿Aciértame que tengo aquíle dijo Mariano mostrándole su puño cerrado.

He depositado las ganancias en la caja del club dijo ella mostrándole el recibo . De noche no voy á llevarme tanto dinero á mi casa. Mañana vendré para pasarlo al Banco. Necesito que alguien me acompañe. Envíame al coronel: es hombre de guerra y debe tener revólver. Luego, acordándose de algo importante, su rostro tomó una expresión grave. Inútil es decir que mañana arreglaremos cuentas.

Y al levantar la vista rabiosa y desesperada, como para lanzar en torno una mirada de orgulloso desafío, divisó al frente la imagen de Jesucristo, del Juez único que su soberbia vencida aceptaba, mostrándole su corazón herido, diciéndole en aquel letrero que tenía por debajo: Venite ad me omnes. Un crujido misterioso lastimó entonces su pecho, y repitió muy quedo: Omnes!... ¡Todos, todos!...

Al caer la tarde, creyendo observar en el estado de la enferma la presentación de síntomas aterradores, llamó por señas a su hermano, llevole lejos de la cama, y mostrándole el pomo, que contenía quince o veinte gramos de un líquido transparente e incoloro, le dijo: Voy perdiendo toda esperanza... ya no hay remedio. La misericordia de Dios es infinita repuso Marcelo.

Nunca á disparidad abre las puertas Mi corto ingenio, y hallalas contino De par en par la consonancia abiertas. Cómo puede agradar un desatino Si no es que de proposito se hace, Mostrandole el donaire su camino? Que entonces la mentira satisface Quando verdad parece, y está escrita Con gracia, que al discreto y simple aplace.

El conde volvió a experimentar nueva y violenta emoción, primero de pena, después, al sentir la mano de la dama en su brazo, de vivísimo gozo. Y, turbado hasta lo profundo de su ser, fue mostrándole lo digno de verse que tenía la finca, las grandes y hermosas praderas, las cuadras, la nueva maquinaria del molino, el bosque por último. Ella le observaba con el rabillo del ojo.

¡Ah, vil esclava! me dije mostrándole los puños a mi imagen en el espejo, ¿soportarás por más tiempo semejantes cosas? ¿Será posible, que por cobardía, no te atrevas a sublevarte? Durante un rato me reprendí duramente; vino luego la reacción, caí sobre una silla y lloré mucho. ¿Qué he hecho yo pensaba, para que me trate así? ¡Qué odiosa mujer!

El doctor don Vicente Maza, presidente de la Sala y de la Cámara de Justicia, consejero de Rosas, y el que más ha contribuído a elevarlo, ve un día que su retrato ha sido quitado de la sala del Tribunal por un destacamento de la mazorca; en la noche rompen los vidrios de las ventanas de su casa donde ha ido a asilarse; al día siguiente escribe a Rosas, en otro tiempo su protegido, su ahijado político, mostrándole la extrañeza de aquellos procedimientos y su inocencia de todo crimen.

«De trapo... verá usted replicó Severiana llevando a la señora a su alcoba y mostrándole un montón de flores de papel dorado, tul y talco extendidas sobre la cama. Había también allí cintas de cigarros, y esas rosas con hojas plateadas que sirven para decorar los pitos de San Isidro. «Esto es muy feo opinó la santa , ¿pero no hay naturales, o siquiera ramaje?».

4 Nunca respondas al loco en conformidad a su locura, para que no seas también como él. 5 Responde al loco mostrándole su locura, para que no se estime sabio en su opinión. 7 Así como camina el cojo; es el proverbio en la boca del loco. 8 Como quien liga la piedra en la honda, así es el que da honra al loco.

Palabra del Dia

lanterna

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