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Actualizado: 3 de julio de 2025
Así se lo prometió el Rey Católico; pero el gran piloto acabó sus días en estas tierras, sin que pudiese montar su industria de Segovia. Intervino Ojeda al ver el gesto escandalizado del doctor Zurita. Cada época tiene su moral y sus preocupaciones. Durante la Edad Media, lo mismo en España que en otros países, el monopolio de las mancebías fue una de las mejores rentas de muchas casas nobles.
Llevaba gorra pellejera, larga chaqueta azamarrada con grasientos alamares negros, pantalón de pana y botas blancas de montar, con recias espuelas de hierro; pendiente del cinto un sable, y entre los pliegues de la faja morada y burda asomaba la culatilla de un revolver de reglamento.
La señora de Campistrón, más conocida con el nombre de Glorieta, tuvo un momento de reputación como cantante de café concierto. Ahora ayuda á su marido á dar audiciones, á montar espectáculos mixtos, á aconsejar á los aficionados.
La sombra se detuvo al otro lado del balitì y el joven la podía ver al través de una hendidura que dejaban entre sí dos raices que habían adquirido con el tiempo las proporciones de dos troncos. Produjo debajo de su traje una lámpara de poderoso lente refractor, que depositó sobre el suelo alumbrando unas botas de montar: el resto quedaba oculto en la oscuridad.
Y así es la música de sus dramas de historia, y de los de pelea, y de los de casamiento, mientras los actores gritan y andan delante de los músicos en el escenario, y los generales se echan por la tierra, para figurar que están muertos, o pasan la pierna derecha por sobre la espalda de una silla, para decir que van a montar a caballo, o entran por entre unas cortinas el novio y la princesa, para que se sepa que se acaban de casar.
La extensa rampa que teníamos delante, y por la cual se sube á dicho vestíbulo, es la misma que se construyó para que el valetudinario Carlos V pudiese montar á caballo á la puerta de sus habitaciones, ó sea en el propio piso alto, librándose así de la incomodidad de las escaleras, que le eran ya insoportables.
Pues bien, para deciros la verdad continuó Bryce , después de cerrado el trato se me ocurrió la idea de que vuestro hermano había podido montar el caballo para venderlo sin que vos lo supierais, porque no creí que fuera suyo. Yo sabía que maese Dunsey hacía de las suyas algunas veces. Pero, ¿adónde puede haber ido? No se lo ha vuelto a ver en Batterley.
Restos de sillas de manos pintadas y doradas; farolillos con que los pajes alumbraban a sus señoras al regresar de las tertulias, cuando no se conocía en Santiago el alumbrado público; un uniforme de maestrante de Ronda; escofietas y ridículos, bordados de abalorio; chupas recamadas de flores vistosas; medias caladas de seda, rancias ya; faldas adornadas con caireles; espadines de acero tomados de orín; anuncios de funciones de teatro impresos en seda, rezando que la dama de música había de cantar una chistosa tonadilla, y el gracioso representar una divertida pitipieza; todo andaba por allí revuelto con otros chirimbolos análogos, que trascendían a casacón desde mil leguas, y entre los cuales distinguíanse, como prendas más simbólicas y elocuentes, los trebejos masónicos: medalla, triángulo, mallete, escuadra y mandil, despojos de un abuelo afrancesado y grado 33..., y una lindísima chaqueta de grana, con las insignias de coronel bordadas en plata por bocamangas y cuello, herencia de la abuela de don Manuel Pardo, que según costumbre de su época, autorizada por el ejemplo de la reina María Luisa, usaba el uniforme de su marido para montar diestramente a horcajadas.
Conocimos que amenazaba una de aquellas tormentas que tan formidables son en las sierras de Gredos y de Jaranda, y como teníamos que andar tres leguas para regresar al Baldío, y ya no nos quedaba más que ver, aunque sí mucho que meditar en aquellas ruinas, nos apresuramos á montar á caballo, henchida el alma de mil confusas ideas, que he procurado ir fijando y desenvolviendo en los humildes artículos á que doy aquí remate.
2000 cartuchos de carabina. 500 de pistola. 150 piedras de chispa de carabina. 220 idem de pistola. 2 esmeriles con sus trapantes y utensilios. 24 cartuchos de esmeril. 1 pedazo de macho para dar fuego á los esmeriles. 14 tiendas cañoneras completas. 6 azadas encavadas. 2 picos idem. 2 achas idem. 4 palas idem. 1 azuela. 1 escoplo. 1 linterna de talco. 24 estacas de madera fuerte, largas una vara, gruesas dos pulgadas, para mojones. 1 caja de capilla. 5 carretas con los bueyes correspondientes. 3 carretillas de caballos. 2 ejes. 4 rayos y dos camas. 1 carricoche. 48 caballos para las tres carretillas. 30 idem escogidos para montar los oficiales. 70 idem para sus criados y peones.
Palabra del Dia
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