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Actualizado: 19 de julio de 2025
En el tono de estas palabras hubo tal acento de sarcasmo, que Cristián apretó los puños de rabia. Su interlocutor parecía decirle: "¡Busca, desgraciado, que no encontrarás nada! No me cogerás en ningún renuncio. Hace una hora que te traigo y te llevo contándote mentiras para hacerte descubrir á Juana Baud, que es un personaje real, en cuya autenticidad te vas á estrellar."
Na me importa que me vean desnúo, con enagüillas y los remos enclavaos, con tal que María de la Luz me orsequie con su voz de ángel...» ¡Loco! decía la joven riendo. ¡Pamplinero! ¡Así me tienes chalaíta con esas mentiras que te traes! Endimpués volví a oírte en la plaza de la Cárcel.
De vez en cuando se sabía algo; una noticia que Cupido pescaba en los periódicos y propagaba por ahí; una revelación de la tonta doña Pepa, que contaba a los curiosos las glorias de su sobrina en el extranjero; muchas mentiras que se inventaban no se sabe dónde ni por quien. Todo esto quedaba oculto como el fuego bajo la ceniza. Si a esa muchacha no se le hubiera ocurrido volver a Alcira... nada.
Quien lo tenía era él, el grandísimo cazurro, que con el achaque de que ella se reposase sentía unas ganas atroces de meterse otra vez entre sábanas y roncar como un gañán. Don Germán reía asegurando que sólo temía por la salud de ella. ¡Pero cuántas mentiras me has dicho hoy, Virgen del Carmen! ¿No te remuerde la conciencia de engañar de ese modo a una infeliz mujer?
6 Muchos rogarán al príncipe; mas cada uno es amigo del hombre que da. 7 Todos los hermanos del pobre le aborrecen; ¡cuánto más sus amigos se alejarán de él! Buscará la amistad y no la hallará. 8 El que posee entendimiento, ama su alma; guarda la inteligencia, para hallar el bien. 9 El testigo falso no quedará sin castigo; y el que habla mentiras, perecerá.
También me dió este papel, escrito en la misma calle con un lápiz. Usted sabrá lo que dice. Yo no he querido mirarlo. Ferragut, al tomar el papel, reconoció inmediatamente la letra de ella, pero desigual, nerviosa, trazada con precipitación. Cuatro palabras nada más: «Adiós. Voy á morir.» «¡Mentiras! ¡Siempre mentiras!», dijo en su cerebro la voz de la cordura.
Al fin, el capitán acabó por reírse de las recomendaciones de Freya. «¡Mentiras suyas!... Invenciones para interesarme y que la lleve conmigo. ¡Ah, embustera!» Una mañana, al pisar la cubierta de su vapor, Tòni se acercó á él con aire misterioso. Su rostro tenía una, palidez de ceniza. Cuando estuvieron en el salón de popa, el segundo habló en voz baja, mirando en torno de él.
No robar, no ajumarse, no decir mentiras; pero en el querer, ¡aire, aire!, y caiga el que caiga. Siempre y cuando lo hagas así, tu miajita de cielo no te la quita nadie». Algo iba a contestarle su amiga; pero no pudo porque entró doña Lupe dándole prisa para marcharse. Era un poco tarde y tenían que ir a otra parte antes de regresar a casa.
Su deber era ir a decir adiós a los demás compañeros de viaje. ¡Quién sabe qué mentiras contarían aquellos buenos amigos al relatar el desafío! Había que hacer constar que estaba incólume como el otro... Corrió al puerto, agitándose con desesperación al ver que se alejaba el buque sin que nadie reparase en su persona.
Las damas que hicieron este aleve, Haciendose justicia sin justicia, Eran de bajo ser; que bien se debe Aquesto presumir de su malicia. Ninguna de valor á tal se atreve, Aunque es de las mugeres sin justicia, Ingratitud, maldad, lágrimas, lloro, Mentiras, y venganzas su tesoro. Pregunten á Aristoteles qué sentia De la muger?
Palabra del Dia
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