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Actualizado: 10 de mayo de 2025


El pobre Manuel no acertaba con la explicación de lo que entre ambos ocurría. Felisa era elegantísima; gustábale todo lo artístico y lujoso, pero no pecaba de manirrota ni derrochadora. Según ella, con lo que habían de reunir al casarse, tendrían más de lo necesario: no había, pues, que atribuir a codicia el origen de aquella resistencia.

Porque se trataba de una plazoletilla triangular, de irregulares líneas y viejo y abigarrado caserío, donde no había dos balcones iguales, ni dos edificios simétricos, ni monumento alguno bueno ni malo; nada, en fin, que fuese elegante, ordenado, lujoso, ó tan siquiera limpio. ¡Y en esto precisamente consistían su belleza artística, su encanto poético, su color histórico!

La misma tribuna en que se leyó al pueblo de Córdoba la carta del hijo de Almanzor refiriendo la gran batalla y victoria de Wadamena, estaba decorada al estilo berberisco; la misma cámara ó estancia en que se dieron aquellas cuantiosas limosnas en accion de gracias al Todopoderoso que se habia dignado humillar y confundir al Africa rebelde, parecia en su ornato un lujoso aposento del harem de un Edrisita.

Le imponía tanta magnificencia: la escalera toda de mármol, con dos leonazos melenudos al pie, a derecha e izquierda, las fauces abiertas, como si quisieran tragarse al incauto visitante; en el primer descanso, plantas exóticas; arriba, una vidriera de colores, y cuando la puerta se abría, veíase lujoso recibimiento, con estatuas y cuadros.

El resultado de las anteriores y análogas cavilaciones fue que, llegada la noche, cuando don Juan entró a saludarla en su cuarto del teatro, apenas pudieron hablar a solas, le dijo ella sin disimular su pensamiento ni prever la respuesta: Muchas, muchísimas gracias; pero señor Todellas, ¿cómo diablo ha regalado usted eso a una infeliz que no tiene tiempo para coserse una cinta? ¡Y cuidado que es lujoso y bonito!... Sobre todo de buen gusto.

El arabesco tocaba con la alegoría y el dibujo natural fantástico por un lado, y por el otro con el arte de Iturzaeta. En cosas así pensaba Reyes una tarde, cerca del crepúsculo, en el cuarto no muy lujoso ni ancho que Serafina Gorgheggi ocupaba en la fonda dependiente del café de la Oliva, piso tercero de la casa.

Pero... ¿qué valía su prosperidad actual comparada con los millones de pesos que iban á caer en sus manos el día que la Presa, simple campamento de trabajadores en la actualidad, se convirtiese en una población importante, y su almacén en un establecimiento rico como los de Buenos Aires, y las tierras polvorientas que él había adquirido en un sinnúmero de «chacras», por las que le pagarían importantes arrendamientos colonos españoles é italianos?... Podría volver entonces á su patria, para instalarse en Madrid, circulando por sus calles y paseos en el automóvil más lujoso y más grande que pudiera encontrar; y las gentes de su pueblo natal, agradecidas á sus donativos, tal vez le hiciesen diputado ó senador; y un ministro lo presentaría al rey de España, cuyo retrato en colores estaba clavado sobre un tabique de madera debajo de un cocodrilo... ¡Quién sabe si hasta lo harían vizconde ó marqués, como otros tantos «bolicheros» enriquecidos en América!...

El decorado interior es lujoso y miss Maud ha tenido el buen gusto de conservar el aspecto antiguo de los salones, de entrepaños contorneados con bonitas aguadas á dos colores. El admirable comedor, adornado con una gran chimenea de piedra, en cuyo retablo se ostenta un fresco de Gainsborough, puede contener cuarenta convidados.

Explicó Moreno todo lo que Pirovani le había confiado al darle sus papeles y las instrucciones que añadió de palabra. Su fortuna era sólida. Antes del duelo le había entregado igualmente todo el dinero que tenía en su alojamiento. El oficinista podía costear el viaje y la instalación de ella por mucho tiempo en un lujoso hotel de Buenos Aires.

Yacía sola y abandonada, a la puesta de sol, en medio de las caídas columnas de un templo en ruinas, en actitud graciosa aunque melancólica, mientras que su marido se alejaba rápidamente, con una mujer de rojo cabello, pavoneándose a su lado en un lujoso carruaje tirado por un magnífico tronco. Apoyada sobre la maleta que acababa de llenar, compuso el plan del lúgubre poema de su desgracia.

Palabra del Dia

bagani

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