Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 15 de julio de 2025


El chico obedeció posando levemente los labios sobre el retrato. Su papá le pagó este acto de galantería con un sinnúmero de caricias y le fue a despedir hasta la puerta muy conmovido.

Era una joven de diez y ocho a veinte años, de regular estatura, rostro ovalado de un moreno pálido, nariz levemente hundida pero delicada, dientes blancos y apretados, y ojos, como ya he dicho, negros, de un negro intenso, aterciopelado, bordados de largas pestañas y un leve círculo azulado. Los cabellos no se veían, porque la toca le ceñía enteramente la frente.

Reina, Reina, es necesario que seas razonable y aceptes esta humillación con espíritu de penitencia, por tus pecados. ¡Mis pecados! repliqué, deteniéndome y alzando levemente los hombros, bien sabéis vos, señor cura, que son tan pequeños, tan pequeños, que no vale la pena hablar de ellos. ¡De veras! dijo el cura, no pudiendo contener una sonrisa.

Entrad, amigo, entrad; vos sabéis si altas personas me tienen ocupado. Ya lo creo; espera á su merced el inquisidor general. Palideció levemente Luisa. ¿Y has estado también esta noche con el señor inquisidor general? , hija mía, , y con otros señores, en gravísimos asuntos que no son para comunicados á mujeres. No, no; ni yo pretendo saberlos dijo Luisa ; yo había creído... Has creído mal.

Acerca del viaje y sus preparativos, de la aflicción de sus padres y de sus pequeños hermanos departieron todavía un rato. Ni una palabra volvieron á hablar de mismos. La plática corría lánguida y apagada. Debajo de sus palabras indiferentes se trasparentaba una tristeza profunda. Ambos tenían la voz levemente enronquecida y temblorosa.

Oye, Marta, ¿qué diría Manolito López si nos viera en este momento? ¿Qué había de decir? Lo que se le antojara contestó la niña ruborizándose levemente. ¿No tendría celos al vernos tan cerca uno de otro? ¿Pues? ¡Qué yo!... Como está tan enamorado, según dicen... ¡Qué ganas tienes de embromarme! Chica, es lo que se corre por ahí; yo no pongo nada de mi cosecha.

María sonrió con satisfacción, y después de una pausa preguntó tímidamente: ¿Y si te pidiese el honor..., o lo que vosotros los hombres entendéis por honor?... añadió corrigiéndose. Ricardo se puso levemente pálido y tardó algún tiempo en contestar.

Mi tía y Susana surgieron delante de él, y certifico que desde ese instante tuve la más favorable opinión a cerca de su valor, pues no demostró ningún espanto. Saludó levemente, y luego comprendí por sus gestos que habiéndole asustado el cielo amenazante, pedía permiso para guarecerse en el Zarzal.

Gonzalo pagó aquella mirada con otra de rendimiento absoluto. Cecilia se había puesto levemente pálida y sonreía para disimular su turbación. Vamos, ¡idos, idos! No os quiero ver delante añadió. Si me la estáis pegando, peor para vosotros, porque tomaré una venganza sonada. La broma no era delicada, teniendo presente lo que había mediado entre Cecilia y Gonzalo.

Doña Catalina quedó sola. Su bello semblante moreno estaba pálido; por bajo de sus ojos se veía una señal levemente morada como de quien no ha dormido; su mirada estaba fija, impregnada de no sabemos qué expresión vaga, incomprensible. Había en su semblante un tinte de tristeza, una expresión de malestar interior. Golpeaba impaciente con su lindo pie el pavimento.

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando