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Actualizado: 27 de junio de 2025


El Papa trabajaba con vehemencia; el Duque de Saboya no era obstáculo; la llegada á España de la flota de galeones consentía el refuerzo de ejército y armada. ¡Qué letargo el de Francia; qué negligencia en Inglaterra; qué dolor no haber interceptado los tesoros de las Indias, siguiendo el plan que él mismo entregó á la Reina!

Entonces la viajera sintió frío glacial, extraordinaria fatiga y una modorra que no pudo vencer evocando los recuerdos del épico combate. En su letargo, creyó sentir los lamentos de los heridos, mezclados con horrorosas imprecaciones.

Pero el oficial comía con frecuencia fuera de casa; entonces la mesa redonda languidecía, quedaba sumida en un letargo triste y silencioso; se oía el ruido de los platos y el de las mandíbulas; el mayor del Consejo de Estado era el encargado de animar la escena, y lo hacía llamando la atención del Marqués, que comía abstraído, y dándole siempre la misma broma: el diplomático había prestado cinco duros a un tunante llamado Laguna, que vivía del juego y la estafa, y como es natural, no había vuelto a echarle la vista encima.

Entonces tuvo impulsos de llamarle; gritó; no fué oído; lloró lágrimas de desesperación; golpeó violentamente con sus manos la puerta y el cerrojo, y al fin, cediendo á la fatiga y al trastorno mental, cayó de nuevo en aquel letargo extraviado y doloroso de que le sacara momentos antes la llegada de su tío. #El abate#.

¡El vértigo! luégo nada; insensible, muda, inerte, un letargo que á la muerte se pudiera comparar, la domina, y cuando vuelve en , con asombro toca un dentellon de la roca, á donde la echó la mar. El sol brilla en el Oriente, y la azul onda serena se rompe en la blanca arena con dulce cadente són; y graznan las gaviotas, sus blancas alas mojando, la abrupta base rozando del solitario peñon.

Habíala ya depuesto sobre el pavimento y comenzado á extender su mantel sobre la mesa, antes que hubiese sacudido enteramente mi letargo. Por fin me levanté bruscamente. ¿Qué es esto? dije. ¿Qué es lo que hace usted? La señora Vauberger fingió una viva sorpresa. ¿No había pedido comida, el señor? No. Eduardo me dijo que... Eduardo se ha engañado. Será el inquilino de al lado.

Una vez, en una reunión, estuve á punto de sorprenderlas en el cuarto de mi amada. Tenían un modo especial de darse citas, aun en mi presencia, sin que pareciese que se hablaban. Lea, como por juego, cogía á Juana en sus brazos y se ponían á bailar desenfrenadamente, hasta que faltas de aliento, casi asfixiadas, caían en un sofá, donde permanecían juntas como en una especie de letargo.

Asiólo con fuerza, incapaz de seguir nadando un momento más, pero sin soltar á Tránter. Los escuderos los sacaron del agua en un tris, depositándolos casi exánimes sobre la hierba. Tránter, que no había luchado como su adversario contra la impetuosa corriente, fué el primero en salir de aquel letargo.

Bonifacio, sacudiendo la cabeza, recobrando las riendas para sacar al rocinante soñador de su letargo, siguió a trote su camino, sin volver los ojos atrás, temeroso de sus ensueños, de sus locuras...; dispuesto cada vez con más ahínco a sacrificar al porvenir de su hijo su temperamento de bobalicón caviloso y sentimental.

¿En casa de la duquesa de Almansa? , en efecto, esa señora me encargaba de la distribución de algunas limosnas. Se ha ido a Andalucía con su marido y toda su familia. ¡Conque estoy sola y abandonada! exclamó entonces la enferma, cuyos recuerdos se agolpaban a su memoria, siendo los primeros los más lejanos, como suele suceder al volver en de un letargo.

Palabra del Dia

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