United States or Guyana ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y la sacudió fuertemente. Ivona no respondía; su cuerpo seguía las impulsiones que le daba Kernok. No se notaba siquiera la resistencia que hace experimentar un ser animado. Se hubiera dicho que era una muerta. El corazón del pirata latía con violencia. ¿Hablarás? murmuró, levantando la cabeza de Ivona que estaba inclinada sobre su pecho.

El nombre de hija que daba á Hasay, era verdadero; su noble y bello corazón latía para el amor, y lo que en un principio fué compasión, poco á poco fué cambiándose en un profundo cariño. Hasay tenía una segunda madre en su protectora. Sin conocer su triste historia, y sin que pena alguna amargase la tierna infancia de la huérfana, cumplió los diez años. Lola, ya hemos dicho, era de su misma edad.

Y se calló, ocultando su cabeza entre las manos; porque su corazón latía con tal fuerza, que parecía querer saltársele del pecho. Después, reponiéndose, y hablando de prisa, como si hubiera querido escapar a un recuerdo que la oprimía: ¡Qué brillante está el sol! ¡Jesús! ¡qué hermoso matiz de púrpura con reflejos de oro! ¡qué tornasolado tan magnífico y tan raro!

Su corazón latía con violencia lleno de extrañas aspiraciones bajo el humilde sayal franciscano. Su corazón se agitaba en la vejez acaso con más poderosas energías que en la juventud.

La tuve, no obstante. Esperé con paciencia un rato, asomando de cuando en cuando la cabeza para cerciorarme de que no se había movido. El corazón me latía fuertemente. Difícil me hubiera sido continuar en aquel estado mucho tiempo; pero quiso la suerte que no sucediese. Al dar el reloj las doce se cerró la vidriera de la ventana y Suárez se separó de ella.

Basilio sintió que su corazon latía debilmente, que sus piés y manos se enfriaban y que la negra silueta del joyero adquiría contornos fantásticos, circundados de llamas. Allá se detenía Simoun al pié de la escalera y como dudando; Basilio no respiraba. La vacilacion duró poco: Simoun levantó la cabeza, subió resueltamente las escaleras y desapareció.

Apenas había empezado a subir la escalera que conducía al cuarto de Oliverio me detuvo no qué extraño presentimiento confuso. El corazón me latía violentamente. Bajé, atravesé sin hacer ruido la antesala que estaba desierta, y me deslicé por uno de los caminos que conducían del patio al jardín.

Perdóneme si tengo pocas veces el honor de ofrecerle mis respetos; mis muchas ocupaciones me privarán de este placer. Por lo cual no reclamo más que un título... el de ser amigo de usted. Y un solo derecho... el de satisfacer sus menores caprichos. Judit no contestó; pero su corazón latía con tal violencia, que hacía mover el ligero percal de su bata.

Durante algunos minutos vacilé; dudé si debía desentrañar el misterio que guardaba aquel cofrecillo, o si prefería la duda a la verdad. Tres veces extendí mi mano hacia el cofrecillo, y tres veces la retiré. Pero por terrible que sea la verdad es preferible a la duda. Me apoderé al fin del cofrecillo, le puse sobre la mesa y le abrí. Al abrirle mi corazón no latía.

Y como amo a Marta... ¿La amas? dije, interrumpiéndolo, ávida de saber más. , profundamente respondió él pensativo, con los ojos fijos en el agua que corría a sus pies. Mi corazón latía tan precipitadamente, que apenas podía respirar. ¡Así, pues, él me tomaba por confidente, me convertía en su aliada! Habría querido saltarle al cuello, inmediatamente, tan agradecida me sentía hacia él.