Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 6 de junio de 2025


Muchos parecían resignados y buscaban un lugar donde morir, o se quedaban mirando a su regimiento, que se alejaba en dirección de Framont; ¡aquel regimiento de que formaban parte cuando salieron de su aldea, en el que habían hecho una larga campaña, y que ahora les abandonaba! «¡El regimiento volverá a ver a Alemania! pensaban los desgraciados . Y cuando pregunten al capitán o al sargento: «¡Conoce usted a un tal Hans, Kasper o Nickel, de la primera o de la segunda compañía?», responderán: «Espere usted... Me parece recordar... ¿Era uno que tenía una cicatriz en la oreja o en la mejilla, los cabellos rubios o castaños y cinco pies y seis pulgadas?

Una escena borrascosa de familia cuando el digno señor Kasper y su mujer se levantaron y abrió el hijo la puerta del vacío camarote. «Nélida ha pasado la noche fueraPero Nélida sobrevino como una fiera, y hubo que arrancar al «zonzo» de entre sus manos.

Y el recién llegado hablaba y hablaba, para satisfacer su curiosidad ansiosa de novedades. En la terraza del fumadero encontraron a todos los Kasper sentados a una mesa gravemente, como si celebrasen un consejo de familia. Frente a Nélida estaba un mocetón alto, tostado por el sol y de mirada dura. Maltrana pasó rápidamente mirando a otro lado, cual si quisiera evitarse saludos y presentaciones.

Los hombres de la partida rodeaban ya al caballo, y alargaban el cuello y se quedaban pasmados, junto a la gran hoguera en la que la comida se sazonaba. Es un cosaco dijo Hullin, estrechando la mano de Materne. , Juan Claudio; le vimos en la laguna de Riel, y Kasper le tiró. Varios hombres bajaron el cadáver de la cabalgadura y le tendieron en el suelo.

Y le empujaba dulcemente, extremando los gestos y miradas de seducción. Ojeda, con su pasividad habitual ante el mandato de una mujer, siguió este impulso, dirigiéndose en busca del señor Kasper. ¡Qué de embustes y enredos con esta muchacha!... Afortunadamente, el día de la liberación estaba próximo; y una vez en tierra, no la vería más.

Cerca de las cinco de la mañana, Kasper, el hijo de Materne, fue a decir a Hullin que Marcos Divès con un volquete lleno de cartuchos, Catalina Lefèvre en un carro y un destacamento de Labarbe acababan de llegar al mismo tiempo y que se hallaban en la meseta. Tal noticia causó a Hullin una viva alegría, sobre todo por lo que se refiere a los cartuchos, pues temía que llegasen tarde.

Y el señor Kasper reflexionaba como un rey justiciero, acariciándose las barbas. ¡Prudencia! Había que pesar bien las cosas para ser equitativo. La niña ofrecía pruebas, y el tonto únicamente sabía insistir en su acusación, sin añadir testimonio alguno. Y casi sentenció por adelantado, intentando dar un repelón al muchacho. «¡Raza maliciosa y vengativa! Nada bueno podía esperarse de su sangre

A la derecha, a cincuenta pasos de la última hoguera, se oía a los caballos relinchar y a los hombres golpear el suelo con los pies para entrar en calor mientras hablaban en voz alta. El señor Juan Claudio llega dijo Kasper, adelantándose por aquel lado.

El padre y los dos hijos llegaron a la base de una roca, que tendría quince o veinte pies de altura, a la que subió el anciano Materne, pues nada mejor podía hacer, puesto que no llevaba armas; luego, después de cruzar algunas palabras en voz baja, Kasper examinó la espoleta de su carabina y apuntó muy despacio, mientras su hermano se hallaba preparado para imitarle.

Tal vez, entre tantos, habría algunos que se acordaban de sus madres... o de cierta linda muchacha de su país, Gretchen o Lotchen , que les había dado una cinta al partir mientras lloraban a lágrima viva: «¡Te esperaré, Kasper; sólo contigo me he de casar!» «¡, ; mucho tiempo has de esperarLa señora Lefèvre, viendo aquel cuadro de dolor, pensaba en Gaspar.

Palabra del Dia

irrascible

Otros Mirando