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Dentro de la epopeya más tenida por epopeya, hay a veces mucho lirismo. La existencia de uno y otro género es evidente; pero no aquieta al espíritu el poner por fundamento de la distinción algo de tan externo como el narrar o el no narrar. ¿Qué poesía no narra? ¿En qué obra escrita no se cuenta algo, a no imaginarla compuesta de ayes, suspiros e interjecciones?

Entónces, si es torero, ó matón ó campesino, jinete ó cosa parecida, os echa por lo pronto una granizada de interjecciones de á libra, y va sacando la navaja ó arremangándose los puños para decidir la cuestion por la vía ejecutiva. Al oir al andaluz echando bravatas, le creeríais capaz de tragarse la Sierra-Nevada y desquiciar el mundo de un puntapié.

La bella soltaba o mejor vomitaba estos y otros insultos acompañados de interjecciones de cochero, paseando furiosa por la estancia. De pronto se paró delante del duque y le gritó hecha una hiena: ¡Sal de aquí, so gorrino! Sal de mi casa. Me escupo yo en y en tus millones. Salabert soltó una carcajada.

Cada vez que una granada explotaba sobre un grupo de alzados, producía un entusiasmo extraordinario, no sólo entre los soldados que servían las piezas, sino entre los de infantería y caballería, todos los cuales daban saltos y lanzaban interjecciones saludando el desastroso efecto que la metralla producía en las filas rebeldes.

Todos los empleados se encorvaban ante sus papeles, temblando al oír tras de los cortinajes aquella voz furiosa, que matizaba sus órdenes con interjecciones y juramentos verdaderamente extraños en tan grave personaje. En el escritorio se hizo el mismo silencio de las casas donde existe un enfermo.

Apretó la sábana con las manos convulsas, y lanzó una serie de interjecciones brutales, entregándose a una de esas cóleras breves y terribles de los hombres sanguíneos. Antes que se hubiese apagado por completo, oyó tocar en la puerta suavemente. Figurándose que era su mujer, gritó con furia: ¿Quién va?

El alemán repite a cada instante el clásico Donnerwetter! con voz apagada, y otras interjecciones que empiezan o terminan con el teufel! Yo procuro entreabrir los ojos, hago un esfuerzo y veo un momento, un décimo de segundo, la profunda pared líquida, veteada por fugitivos rayos de luz. Un instante más, y nos asfixiábamos. ¡Con qué delicia respiramos a la salida!

Y de este modo iban intercalando en el continuo ¡haup, haup! toda clase de interjecciones amenazantes, de monstruosos juramentos que hacían encabritarse al barrenador como si recibiese un latigazo, para caer de nuevo en el desaliento. Faltaban pocos minutos para terminarla apuesta. El Chiquito estaba en la mitad de un agujero y aún le faltaba abrir otro.

Un torrente de palabras, de gruñidos, de sucias interjecciones que expresaban demasiado a lo vivo su disgusto, se escapó de sus labios. Arrojó con furia el cigarro, que en él era signo de gravísima preocupación. Amparo, viéndole tan excitado, se rindió a la evidencia, y preocupada también por el caso le dijo: Quizá no te la hayan robado. Puede ser que la perdieses.... ¿Dónde has estado?

Yo no me meto con usted... no se meta usted conmigo... La vaca me está causando todos los días perjuicios... Pues quéjese usted al juez. Antes de quejarme al juez, he de arreglar a esa grandísima... Ya se librará usted de hacerlo. Lo veremos. Y el aldeano se alejó lentamente, murmurando amenazas salpicadas de groseras interjecciones.