Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 24 de octubre de 2025
Dijo la gallina de cierto cuento: Poner huevo y no comer trigo, ésa no va conmigo. El anónimo levantó roncha en el espíritu de la señora, y se dió a pensar en la infidelidad del señor Mesía; y tanto zumbó en su alma el tábano de los celos, que decidió remontar el vuelo, caerle al cuello al perjuro y sorprenderlo en el gatuperio.
11 Y les juré en mi ira: No entrarán en mi Reposo. 12 Mirad, hermanos, que en ninguno de vosotros haya corazón malo de infidelidad para apartarse del Dios vivo; 13 antes exhortaos los unos a los otros cada día entre tanto que se dice: Hoy, para que ninguno de vosotros se endurezca con engaño de pecado;
Este se enfurece y renuncia á su Laura; sin embargo, no le es posible desterrar por completo de su pecho el amor que le inspira, y, fingiendo ser Octavio, se desliza bajo de sus ventanas, para convencerse de su infidelidad, puesto que duda de ésta, á pesar de las apariencias que la confirman.
»Como podrá suceder que por una infidelidad de las gentes que se han encargado de vos, aunque no lo espero, ó por otro acaso cualquiera, sepáis el secreto de vuestro nacimiento, es mi voluntad que entréis desde tal punto en el goce de cuanto os doy; pero si yo vivo, venid sin perder tiempo á buscarme, ó de no poderlo hacer, escribidme. »Creo que baste con lo que os digo.
La pobrecilla, para entretener sus fastidios villaverdinos, repasaba el repertorio en boga. No me detuve a escucharla. Me pareció que cometía yo una infidelidad. La plaza estaba casi a obscuras. Ardían los cinco faroles, pero con luz tan débil y escatimada, que apenas dejaban ver los árboles, la fuente y el barandal.
La amaba yo con toda mi alma, y bien sabe Dios que mi corazón era todo suyo; que nunca mis ojos se fueron en pos de otra mujer, y que era yo celoso, en bien de mi amada, hasta, de la menor palabra que pudiera salir de mis labios con olvido de Angelina, y fuera para ella como una infidelidad mía.
Conocía todas las gradaciones amorosas de sus párpados, pero su mirada al herido era algo diferente, algo que él no había visto hasta entonces. Habló con la furia del enamorado que descubre una infidelidad. ¡Y por eso te fuiste sin un aviso, sin una palabra!... Me abandonaste para venir en busca de él... Di, ¿por qué has venido? ¿por qué has venido?...
Pero la vida parece querer darme ahora todo lo que todavía puede tener para mí de alegría y de tranquilidad. »Tú sabes, tío, cómo, en medio de mi dolor, me dejé llevar por un afecto sin cesar creciente por la hermana de mi querida muerta, mi prima Olga. Todo te lo confesé, busqué consuelo cerca de ti cuando me atormentaba, cuando me reprochaba mi infidelidad para aquella cuyo luto aún llevaba.
El hombre capaz de tales cosas ¿no podía serlo también de aspirar a su mano, no por su amor, sino por su fortuna? Cualquiera de aquellas indignidades era bastante a justificar el súbito desamor de Paz, y, sin embargo, para ella sólo una existía que realmente la hiciese mella: la infidelidad, el engaño.
Me sentí desalentado y triste; comprendí que aquel amor que poco a poco iba apoderándose de mi alma, era un delirio, una locura que me arrastraba hacia la ingratitud y la infidelidad. ¡Pobre niña desgraciada, huérfana, víctima del infortunio!
Palabra del Dia
Otros Mirando