Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 4 de mayo de 2025
Gómez mostrábase indignado por la torpeza de uno de los dos tiradores. ¡Hijo de una gran pulga!... ¡Si me llega a dar a mí! Le brillaban los ojos de un modo alarmante sólo al pensar que aquella bala perdida hubiese podido tocarle. Llevábase instintivamente una mano a su cintura. El amigo Gómez había asistido al desafío llevando su revólver, por lo que pudiese ocurrir.
En el primer número se mostró tan agresivo, tan insolente con el periódico de la capital, que éste, sorprendido e indignado, contestó que ciertas frases del Faro no merecían sino el desprecio. En su consecuencia, don Rosendo comisionó a sus amigos Alvaro Peña y Sinforoso Suárez «para que fueran a entenderse» con el director del Porvenir. Se trasladaron a Lancia y regresaron el mismo día.
El Azul de la Virgen mostrábase indignado por este incidente que turbaba la calma del claustro y la beatitud de sus digestiones de servidor de la iglesia feliz y bien cebado. Era una vergüenza que aquel zapaterín se hubiese aposentado en las Claverías con su pobreza y todo el rebaño de hijos tiñosos y miserables.
Por dicha, los mencionados señores expusieron su proyecto al Rey Don Juan II, apellidado con razón el Príncipe Perfecto, el cual, aunque vehementísimo en su cólera y de ímpetus tan vitandos que mataba a puñaladas a quien juzgaba que le ofendía, sin excluir al hermano de su mujer, reflexivamente era tan recto, tan temeroso de Dios y tan buen Católico, que rechazó el plan, indignado.
La opinion se ha indignado con razón, y la gravedad del mal ha hecho pensar seriamente en los remedios.
Fui transportado a una farmacia, y mientras me curaban, apareció el chauffeur, bastante indignado. El chauffeur pretendía que su automóvil no había chocado conmigo, sino al contrario, que yo había chocado con su automóvil. Usted gritaba se ha echado encima de nosotros. Pero ¿con qué objeto? le preguntaba yo. A lo cual el chauffeur hacía un gesto vago como diciendo: ¡Lo ignoro!
Cuando ocurría uno de estos incidentes, don Roque, olvidando las larguezas de González, se mostraba indignado. ¿No te decía yo que esto acabaría mal, Gallego?... Ahora veremos lo que dicen de Buenos Aires. En una de éstas, ché, voy á perder mi puesto. Pero ni de Buenos Aires hablaban, ni don Roque perdía su cargo.
El más indignado fue tío Manolo: «¡El día que vea a esa petenera tratar mal a mi sobrino había dicho en cierta casa, como no se tape las orejas con cera va a escuchar cosas muy lindas!» Y pasó como había previsto.
¡Oh! barástolis exclamó D. Benigno, cerrando el puño amenazador , por vida de.... Estoy indignado contra ese hombre, y bien merecía que usted lo despreciara.... Si usted viene a mí entonces y me cuenta lo que le pasa, como me lo cuenta ahora, juro a usted que voy derecho a ese hombre y le cojo, y le digo: «Oiga usted, caballero...».
Una dulce alegría, turbada por ligeros remordimientos, embarga su espíritu. Sin dejar de sentir infinita gratitud hacia Jaime, por no haberse indignado cuando le reveló el misterio de su corazón, lamenta no ser ya el único dueño de su querido secreto. Teme que una palabra, menos aún, una mirada, un gesto de Jaime, no sea una revelación para María Teresa. Y eso, Juan, no quiere que suceda.
Palabra del Dia
Otros Mirando