Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 4 de mayo de 2025
Era de notar que siempre lo hacía en tono tan indignado y mostrando tal ira contra el Gobierno, que sus trabajillos gustaban en las redacciones y aun le produjeron algunos cuartos. Fue colocado, y durante una temporada corta se dedicó al espiritismo.
Maltrana, una tarde en que los dos estaban solos en la cervecería, echó su silla atrás, sintiendo impulsos de cerrar de una bofetada aquellos ojos claruchos fijos en él cínicamente. Una mano ágil, de femenina suavidad, había trotado sobre sus piernas por debajo de la mesa. Pero tú exclamó indignado no eres escritor, ni poeta, ni nada. Tú eres un... Y soltó la palabra brutal y callejera.
Y don Salvador cogió una jofaina llena de agua y la puso en el suelo al lado del perro, que comenzó a beber con avaricia, agitando la cola. Cachucha abrió inmensamente los ojos y dijo: ¡Calla; pues es verdad; bebe agua! Y volviéndose indignado contra la muchedumbre, añadió: ¡Pedazos de brutos, animales! ¿Por qué me habéis dicho que estaba rabioso?
La mano de su esposo era una tenaza de acero que iba a triturarle el hueso. ¡Perdónala, Gonzalo, perdónala! entró gritando en aquel instante doña Paula. El indignado joven volvió la cabeza sin soltar a su esposa.
Clotaldo, favorito del Duque, en quien el espectador cree descubrir desde el principio al criminal, intenta descargarse de esta sospecha en un cierto Federico: este último, indignado, desenvaina su espada en presencia del Duque, y es desterrado de la corte por esta causa, triunfando tanto más Clotaldo, cuanto que, de esta manera, se ve libre de un rival en sus pretensiones amorosas para conquistar á la bella Doña Flor, hermana del anciano Manfredo.
Desnoyers contestaba indignado: Eso de Bélgica es una traición... Y una traición nada vale entre personas decentes. Lo decía de buena fe, como si la guerra fuese un duelo donde el traidor quedaba descalificado y en la imposibilidad de continuar sus felonías. Además, la heroica resistencia de Bélgica le infundía absurdas ilusiones.
Observé también que la noche en que, previo anuncio, se daba sesión de linterna, la concurrencia era mucho más numerosa. El que estuvo a punto de echar a perder aquel sabroso recreo fue el tío de Elenita, que en lo más interesante de él se puso a gritar, indignado, que le habían dado un beso. Nunca pudo saberse quién había sido el desdichado agresor.
El poderoso caudillo que pasaba por ser el protector de Martínez y de su esposa parecía más indignado que los otros, para librarse de este modo de toda sospecha de complicidad.
Su frente se veló de una tristeza que no tenía nada de exagerada, porque era sincera. No se mostró ni indignado ni escandalizado, porque el paso de la señora Chermidy, impertinente a los ojos de todos, era bien excusable para él.
Ninguno de los dos ha visto ni verá nunca el rinconcillo de tierra que está en litigio; ni ménos casi ninguno de los animales que recíprocamente se asesinan ha visto tampoco al animal por quien asesina. ¡Desventurados! exclamó indignado el Sirio: ¿cómo es posible imaginar tan furioso frenesí?
Palabra del Dia
Otros Mirando