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Actualizado: 10 de junio de 2025


Recrudecióse la sorpresa con asomos de indignación, y hasta el mesurado diplomático contrajo sus pellejos de conejo, exclamando: ¡Imposible!... ¡Imposible!... Será alguna grande de provincia... Alguna indecente que nosotros no conocemos dijo Leopoldina Pastor. No, señor; es grande de la corte, y de la cepa... y me extraña no encontrarla aquí... ¿Aquí? gritó la duquesa irguiéndose amenazadora.

Un día descubrió que el gallego se había puesto sus botas para ir a paseo; no quiso mejor ocasión, y ardiendo en cólera, le dijo a Miguel: «¿Sabes que el bribón de Manuel se puso ayer mis botas para irse a tunantear por las tabernas?... ¡Pero no se ha de reír de ese jayanote indecente!... Ahora vas a ver, barájoles.» Y le llamó desde su cuarto.

El Naranjero se destacó del grupo, vino con sonrisa burlona, y llevándose la mano al sombrero, con afectado respeto, me preguntó: Mi amo, ¿e su mersé gallego? Una ola de indignación me invadió la cabeza. Me levanté furioso, y tratando de arremeterle, le escupí a la cara más que le dije: El gallego lo será usted, ¡tío granuja indecente! Por tercera vez negué a mi tierra.

Tengo para que si Susana fijó sus hermosos ojos en su primo, fué de tanto oír echar pestes contra ese perdido, ese pillo, ese indecente de Quilito. ¿Qué había hecho el infeliz? Susana no lo sabía; nunca consiguió saberlo. Su bondadoso corazón sufría de verle tratar así, y de escuchar todas las picardías que la madre y el padre, rencorosos, decían de la tía Casilda y del tío Pablo Aquiles.

"Pues yo contestó él agarraría una vara y la pondría negra a varazos, por indecente y por mantesona." Necesario es que yo haga un misterio de mi limpieza, si no quiero que me excomulgue Julián y la mayoría de mis compatricios que discurren como él. Mas no por eso he de dejar de ser limpia. Además, quiero ser cuidadosa y muy regalada en mi ropa blanca interior.

¡! ¡! ¡canalla! ¡más que canalla! profirió la joven trocando el color blanco de su rostro por otro encendido como la grana. ¿Qué otro nombre mereces, charrán, indecente?... ¿Quién comete una acción tan baja como ésta sino ?... , canalla... Te llamo canalla porque lo eres.

Cierto volvió a afirmar la viuda. La música sigue el camino de la prosa como todo lo demás... ¿No oyen ustedes qué tonterías cantan ahora, qué pasacalles tan desabridos? ¡Y gracias que no sea algún trozo indecente de una zarzuela bufa! En las canciones ya no se habla de amor; ya no hay más que frases con doble sentido que ocultan alguna suciedad.

Rabiar como perros a la hora en que todo el mundo duerme, para poder comer al día siguiente unos cuantos pedazos de aquella masa indecente. ¡Vaya un oficio! Y enardecido por la constancia con que trabajaba el Menut, la emprendió con él, volviendo a sacar a ruedo la belleza de su novia. Debía casarse pronto. Les convenía a los amigos.

D. Martín de las Casas le agarró con la mano izquierda por el brazo, y empujándole contra la pared, le vomitó con voz campanuda, blandiendo al mismo tiempo el bastón: ¡Granujota, indecente! ¡En buen lugar has dejado a los que te sacaron del polvo! ¡Miserable gusano, debiera aplastarte y arrojarte después como una piltrafa a la calle para que te coman los perros!

No sólo se comía las velas, sino que lamía los platos, y dimpués... tiraba los tenedores al suelo. Cuando su papá Ramón le reprendía, le enseñaba la lengua, diciendo hostias y otras isprisiones feas, y dimpués... hacía una cosa muy indecente, ¡vaya!, que era levantarse el vestido por detrás, dar media vuelta echándose a reír y enseñar el culito. Santa Cruz no podía permanecer serio.

Palabra del Dia

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