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Actualizado: 10 de septiembre de 2025
Otros, al confesar su insolvencia, invocan el nombre sagrado de la familia, piden plazos, ofrecen una satisfacción probable, entregando su crédito en rehenes, en medio de las lamentaciones en que su dignidad, herida por la desgracia, estalla; pero éste, un falsificador de votos, gran matachín de elecciones, actor principal en todos los enjuagues políticos y picardigüelas de su parroquia, títulos todos que le facilitaron la entrada al Congreso y le aseguraban el ascenso a la primera poltrona ministerial vacante, le había dado con la puerta en las narices, acompañando la acción con estas palabras: Déjeme usted en paz; ¡qué gringo más impertinente y más j...! No tengo dinero, ¿quiere que vaya a robarlo a los caminos?
Al mismo tiempo me clavaba una mirada risueña, donde quise leer cierta burla despreciativa. ¿Usté también habrá venido a sus negocios? Sí, señor, aquí me ha traído un asunto que, por fortuna, ya tengo casi arreglado respondí con tonillo impertinente, contestando a su mirada burlona con otra de desafío. El amor propio herido hizo despertar la cólera en mi pecho.
Aquel día, el demonio lo hizo, estaba Juan mucho peor de su catarro. Era el enfermo más impertinente y dengoso que se pudiera imaginar. Pretendía que su mujer no se apartara de él, y notando en ella una tristeza que no le era habitual, decíale con enojo: «¿Pero qué tienes, qué te pasa, hija?
Y, pareciéndole no ser cosa segura ni bien hecha darle ocasión ni lugar a que otra vez la hablase, determinó de enviar aquella mesma noche, como lo hizo, a un criado suyo con un billete a Anselmo, donde le escribió estas razones: Capítulo XXXIV. Donde se prosigue la novela del Curioso impertinente
Pero yo no debo de estar en mi juicio, pues tales disparates digo y pienso; que no es posible que una dueña toquiblanca, larga y antojuna pueda mover ni levantar pensamiento lascivo en el más desalmado pecho del mundo. ¿Por ventura hay dueña en la tierra que tenga buenas carnes? ¿Por ventura hay dueña en el orbe que deje de ser impertinente, fruncida y melindrosa? ¡Afuera, pues, caterva dueñesca, inútil para ningún humano regalo! ¡Oh, cuán bien hacía aquella señora de quien se dice que tenía dos dueñas de bulto con sus antojos y almohadillas al cabo de su estrado, como que estaban labrando, y tanto le servían para la autoridad de la sala aquellas estatuas como las dueñas verdaderas!
Mas el barbero, que ya había dado en el mesmo pensamiento que el cura, preguntó a don Quijote cuál era la advertencia de la prevención que decía era bien se hiciese; quizá podría ser tal, que se pusiese en la lista de los muchos advertimientos impertinentes que se suelen dar a los príncipes. -El mío, señor rapador -dijo don Quijote-, no será impertinente, sino perteneciente.
El cura se lo agradeció, y, abriéndolos luego, vio que al principio de lo escrito decía: Novela de Rinconete y Cortadillo, por donde entendió ser alguna novela y coligió que, pues la del Curioso impertinente había sido buena, que también lo sería aquélla, pues podría ser fuesen todas de un mesmo autor; y así, la guardó, con prosupuesto de leerla cuando tuviese comodidad.
¡Ah! ¡Dios mío! ¿pero sabéis quién es don Bernardino? Un impertinente. Todos le temen. Hacen muy mal. Os matará ú os estropeará. Creo que ese hombre tiene la espada más virgen del mundo dijo con desprecio Montiño. ¡Ah! ¡no lo creáis! cuando él habla todos callan. Razón más para dudar de su valentía. Cuando todos temen á un hombre es cuando menos debe temérsele. Vos no iréis.
Sus ademanes estaban en armonía con su carácter, de tal modo, que verla y sentir ganas de rezarle un Padrenuestro era una misma cosa. Miraba constantemente al suelo, y su voz tenía un timbre nasal é impertinente como el de un monaguillo constipado.
A doña Lupe le pareció la amonestación muy impertinente y descortés, porque ¿a santo de qué venía el hablar de pecados ajenos, teniendo tantos propios de qué ocuparse? Verdad que su sobrina política no había sido un modelo; pero ya estaba corregida y no había que volver sobre lo pasado. «Ya sabemos que te tratan muy bien» dijo, para variar la conversación.
Palabra del Dia
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