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Actualizado: 15 de junio de 2025
En la imaginación de ambos, cuando culminaba el sol sobre sus cabezas, aquella hermosa ciudad se mostraba envuelta en las densas sombras de media noche, merced al imperioso giro del firmamento todo, que daba rapidísimas vueltas e iba iluminando alternativamente nuestra pobre morada, o merced acaso al rodar de la tierra que en Salamanca, en Coimbra y en Sevilla habían presentido y sospechado antes de que Galileo lo sintiese y lo asegurase.
Vamos, vamos, Gilberto interrumpió Reginaldo. No hay necesidad de promover una disputa. No, por cierto declaró con aire imperioso el señor Ricardo Dawson. La pregunta es bien sencilla, y como futuro administrador de la fortuna de la joven, tengo perfecto derecho de hacerla. Entiendo añadió, que se ha convertido en una niña muy atrayente y amable.
SIDARTA. Bien sabes, hermosa nieta de Iksvacú, que por mi voluntad no se ha derramado jamás una sola lágrima. ¿Cómo había yo de darte voluntariamente el pesar más pequeño? Jamás me apartaría yo de tu lado, si esto me fuera lícito; pero no debo ocultártelo por más tiempo: un deber imperioso me impulsa a ir lejos de ti. GOPA. ¿No te alucina, no te extravía ese deber?
Cuando nos dejamos deslizar por la suave pendiente de la piedra y nos reunimos alrededor del almuerzo que estaba ya preparado allí mismo, nos notamos los rostros pálidos y el respirar fatigoso. Una grave pesadez nos invadía, un deseo imperioso de dejarnos caer al suelo y dormir, dormir largas horas.
Sin duda aquella música profunda y sabiamente bárbara no estaba sólo en relación con la arquitectura, no era sólo una fuerza motriz material, sino que era asimismo un pasmoso vehículo de la fuerza psíquica, trasmitiendo con el aliento vital por el retorcido tubo de bronce el deseo imperioso del espíritu.
En los jardines de la Villa Nazionale se detuvo Kaledine, dando una orden á Freya. No toleraba que pasase más adelante. Podía llamar la atención en el pequeño puerto de la isla del Huevo, frecuentado sólo por pescadores. El tono de la orden fué cortante, imperioso, y ella obedeció sin protesta, como si estuviese habituada á tal superioridad. ¡Adiós!... ¡adiós!
Por consiguiente, ha podido vivir con ella en términos convenientes y tener también a su respecto cierta deferencia resignada y sumisa, muy sorprendente en un hombre muy imperioso y dominante. Es verdad que ha conseguido modificar por completo el temperamento de su mujer, y que debe estar muy orgulloso de su obra. Juana no es ya romancesca; ya no lee a Tennyson.
Y si alguna tímida palabreja salía de su boca, D.ª Laura se le quería comer vivo. El cargo principal que contra Isidora se formulaba era que se había quedado fuera de casa en la noche del 11. «Nada, nada dijo la iracunda señora a su marido del modo más imperioso . Esa... Sardanápala no tiene que poner más los pies en mi casa.
Además, juntamente con el imperioso mandato que la conciencia le imponía, sintió latir en su alma vacilaciones, engendradas por la sorpresa, sospechas pérfidas, pero lógicamente sugeridas por los celos. La que supuso un ángel era mujer, y nada más; no merecía que el corazón de un hombre la ensalzara, ni que él la adorase, aunque su indulgencia de sacerdote tratara de redimirla o disculparla.
Freya, tambaleándose bajo el rudo empujón, intentó aproximarse otra vez á él, enlazarse de nuevo en sus brazos, repetir su beso imperioso. ¡Amor mío!... ¡amor mío!... No pudo seguir. La tremenda mano volvió á repelerla, pero tan violentamente, que fué á dar de cabeza contra los cojines del diván.
Palabra del Dia
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