Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 21 de junio de 2025


Don Pompeyo rompió bruscamente sus relaciones con todos aquellos «espíritus frívolos» y no volvió a poner los pies en el Casino. Tomó esta resolución el día de Navidad, cuando supo que por Vetusta se corría que él, don Pompeyo Guimarán, el hombre que más respetaba todos los cultos, sin creer en ninguno, había profanado la catedral oyendo borracho la Misa del gallo.

Orgulloso de la fuerza omnipotente que en aquel instante le comunicaba la embriaguez, veía a todos los toros, andaluces y castellanos, como débiles cabras que podía abatir con sólo un golpe de su mano. Lo del otro día no era nada. «¡Líquido!»... como decía el Nacional. «Al mejor cantaor se le escapa un gallo

De pronto un gallo, como si recordase repentinamente una orden, olvidada al amanecer, lanzaba las cuatro notas de su vibrante canto al que sólo respondía, por excepción, el ronco trisílabo de un gallito enano y tuerto trepado al eje de un carro en la caballeriza, por cuyos pesebres circulaban cacareando «sotto-voce» las gallinas más inquietas del corral.

En cambio, la existencia muda y monástica de Avila de los Santos, donde pasaba horas eternas sin escuchar otra nota de vida que el tañido de alguna campana o el canto de un gallo, le exasperaba el humor como un duro cautiverio.

Parecíame ver aquellas pobres casas adornadas con sus Nacimientos y animadas por la alegría de la familia: recordaba la pequeña iglesia iluminada, dejando ver desde el pórtico el precioso Belén, curiosamente levantado en el altar mayor: parecíame oir los armoniosos repiques que resonaban en el campanario, medio derruido, convocando a los fieles a la misa de gallo, y aun escuchaba con el corazón palpitante la dulce voz de mi pobre y virtuoso padre, excitándonos a mis hermanos y a a arreglarnos pronto para dirigirnos a la iglesia, a fin de llegar a tiempo; y aun sentía la mano de mi buena y santa madre tomar la mía para conducirme al oficio.

Las niñas, Rafael y Juanito, unos amigos de aquél... en fin, un buen golpe de gente joven y alegre, que bailaría, cantaría y sabría divertirse sin faltar a la decencia, hasta llegar la hora de la misa del Gallo.

¡Oh! dice la gallina el cielo ha caído sobre la cabeza del pobre pollo y vamos a informar al rey. Yo voy también, si quieres, responde el gallo y se marchan juntos el pollo, la gallina y el gallo al palacio del rey. 15 En el camino encuentran un pato. ¿A dónde vas? pregunta el pato al gallo. ¡Oh! dice el gallo, el cielo ha caído en la cabeza del pobre pollo y vamos a informar al rey.

Sin duda va al café de Gallo a reunirse con su hermano, la otra cabeza de campanario. ¿Pero cómo es que le dejan salir solo? ¿Se habrá puesto bueno? ¿Estará mejor? ¡Pobre chico!...». Y no se volvió a acordar más de él hasta la noche, cuando estaba acostada, sola en la casa, pues su tía no había entrado aún. «Es una barbaridad que le dejen salir solo a la calle.

Isagani pensaba en los paseos en las noches de luna, en la feria, en las madrugadas de Diciembre despues de la misa de gallo, en el agua bendita que la solía ofrecer y ella se lo agradecía con mirada llena de un poema de amor, estremeciéndose ambos al ponerse en contacto los dedos.

¡Duerme! duerme Santos Vega, Que mientras en el desierto Se oiga ese vago concierto, Tu nombre será inmortal; Y lo ha de escuchar el gaucho Tendido en su duro lecho, Mientras en pajizo techo Cante el gallo matinal.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando