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Actualizado: 13 de mayo de 2025


¿Y los heridos se han quedado en medio de la calle toda la noche? No; han llegado de Saverne esta mañana, y dentro de una o dos horas, así que los caballos descansen, se pondrán en camino para Sarreburg. En aquel momento el sargento, que acababa de restablecer el orden en los carros, entró frotándose las manos. ¡Vaya, vaya!

Esto fue acompañado de un bofetón y de un puntapié tan violento, que el grumete, que estaba en lo alto de la escalera del sollado, desapareció como por encanto, y llegó al fondo de la cala resbalando con rapidez a lo largo de los tramos de la escalera. Llegado al final de su viaje, el grumete se levantó y dijo frotándose los riñones: Estaba seguro; lo he conocido en el modo de mascar el tabaco.

Y gruñendo y sin hacer caso de las disculpas del P. Irene que trataba de esplicarse frotándose la trompa para ocultar su fina sonrisa, se fué al cuarto de billar. P. Fernandez, ¿quiere usted sentarse? preguntó el P. Sibyla. ¡Soy muy mal tresillista! contesta el fraile haciendo una mueca. Entonces que venga Simoun, dijo el General; ¡eh, Simoun, eh, mister! ¿Quiere usted echar una partida?

Teresina, el chocolate gritaba alegre, frotándose las manos. Y pasaba al comedor. La doncella, a poco, llegaba con el desayuno en reluciente jícara de china con ramitos de oro. Cerraba tras la puerta, y se acercaba a la mesa; dejaba sobre ella el servicio, extendía la servilleta delante del señorito... y esperaba inmóvil a su lado.

Y no se le despertaba la saludable emulación, sino la ruin envidia y su hermano el ceñudo despecho. Únicamente le consolaban los desatinados amoríos de Carmen; celebraba la gracia, frotándose las manos, siempre que en el Casino se comentaba la procacidad del estudiante y el descaro de la chiquilla. ¡Que rabiase su suegro! No bastaba tener sillas de damasco y alfombras para evitar escándalos.

Una desavenencia con la Francia era para Rosas el bello ideal de su Gobierno, y no sería dado saber quién agriaba más la discusión, si M. Roger con sus reclamos, su deseo de hacer caer aquel tirano bárbaro, o Rosas, animado de su ojeriza contra los extranjeros y sus instituciones, trajes, costumbres e ideas de gobierno. «Este bloqueo decía Rosas frotándose las manos de contento y entusiasmo va a llevar mi nombre por todo el mundo, y la América me mirará como el defensor de su independenciaSus anticipaciones han ido más allá de lo que él podía prometerse, y sin duda que Mehemet-Alí ni Abdel-Kader gozan hoy en la tierra de una nombradía más sonada que la suya.

No tengais cuidado, añadió vivamente frotándose las manos, y como anticipándose á mis intenciones; yo hablaré con mi vecina la dueña del hotel, y todo lo sabrémos. Agradecí lo mejor que supe su benévola oferta á la buena madama Fonteral, y emprendimos nuestro camino hácia el restaurant que nos acomodara.

Aquel olvido, su propia conveniencia y las exhortaciones del Padre Gracián, que había puesto en tal unión empeño particular, labraron el propósito del ilustrísimo D. Juan Bragas, y una mañanita de Julio se levantó con la cabeza fresca y dijo frotándose las manos: «Boda tenemos; esto es hecho».

Así, cuando el capitán hubo acabado su ronda, casi todos los hombres estaban en pie, frotándose los ojos, la cabeza o la espalda, y preguntaban, dando unos bostezos horrorosos: ¿Qué pasa, pues?

Pasaba horas y horas mirándose las uñas o frotándose una mano con la otra, dejando escapar de vez en cuando gritos extraños, inarticulados. Tenía cerca un criado que, cuando se mostraba desobediente y se enfurecía, le castigaba. Pero a quien más respeto tenía, y aun puede decirse verdadero temor, era a su hija.

Palabra del Dia

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