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Actualizado: 13 de mayo de 2025
Su marido la observaba con disimulo y en sus ojos brillaba una chispa maliciosa. Vaya, vaya dijo frotándose las manos . ¡Cuánto me alegro de que nos hayamos entendido! Yo sin atreverme a decirte que no tenía ninguna gana de ir a Madrid, y tú sacrificándote por proporcionarme una sociedad más escogida. Elena levantó los ojos y dirigió una rápida mirada recelosa a su marido.
Preocupado y de peor humor a cada instante, torcía el gesto cuando algún cura entraba en su despacho frotándose las manos de gusto, a noticiarle adhesiones, caza de votos. ¡Qué elecciones aquéllas, Dios eterno! ¡Qué lid reñidísima, qué disputar el terreno pulgada a pulgada, empleando todo género de zancadillas y ardides!
Yo he visto lo que quería ver, y sé lo que quería saber se dijo Meñique a sí mismo. Y siguió su camino, frotándose las manos. Por fin llegaron al palacio del rey.
Pasé años haciendo una vida de pillo, pero puedo decir que he devuelto un alma al Señor... Ya le contará más despacio el señor de Maltrana mi conquista del zapatero. Y paseaba, guiñando los sanguinolentos ojos, frotándose las manos, celebrando su malicia y aquella conversión que era el acto más glorioso de su vida.
La López Moreno iba a contestar muy picada, pero el general Pastor, frotándose las manos de júbilo, la contuvo, diciendo: Nos trae usted excelentes noticias, señora... La cosa marcha viento en popa, mejor de lo que yo esperaba.
Maltrana, invisible hasta entonces, apareció por breves momentos al lado de Ojeda. Vamos a tener tormenta dijo frotándose las manos con una expresión de contento . Esto no podía continuar; tanta calma era para aburrir a cualquiera. Un viaje sin borrasca es deshonroso. Luego, al bajar a tierra, no habríamos tenido nada que decir.
Quelo un pez... gruñó el Pituso frotándose con mal humor los ojos. Mira le decía Rafaela , tu mamá te va a comprar un pez de dulce. Pae Pepe... repitió el chico llorando. ¿Quieres una pandereta?... sí, una pandereta grande, que suene mucho. Las tres hacían esfuerzos para acallarle, ofreciéndole cuanto había que ofrecer. Después de comprada la pandereta, el chico dijo que quería una naranja.
A fin de agradar al rey Asnero, que buscaba reina, después de repudiada Vastí, se pasaban las chicas un año entero frotándose con linimentos y pomadas, saumándose, lavándose, perfilándose y acicalándose.
¡Hermoso día! exclamaban las gentes de tierra, encaminándose á continuar los suspendidos negocios, ó frotándose las manos á la puerta del almacén, ó contemplando la naturaleza desde las entreabiertas vidrieras del gabinete.
¡Jamás! gritaba entonces el veterano enardecido. ¡Yo soy muy liberal! ¡Oh, en cuanto a eso, también yo! replicaba el novel, contoneándose, y hasta mirando con cara de lástima al primer tradicionalista que casualmente pasara a su lado frotándose las manos. ¡Vivir sin Parlamento es vivir fuera del siglo!, ¡caer en la abyección!
Palabra del Dia
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