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Pues te hago saber que yo soy, como vees, un escudero; mas ¡vótote a Dios!, si al conde topo en la calle y no me quita muy bien quitado del todo el bonete, que otra vez que venga, me sepa yo entrar en una casa, fingiendo yo en ella algún negocio, o atravesar otra calle, si la hay, antes que llegue a , por no quitárselo.

Power con la pareja de compatriotas suyos que pasaba por delante de él fingiendo no verle. A la mañana siguiente se habían encontrado de nuevo. Mina subió a la cubierta en las primeras horas, mucho antes que los otros días, llevando de la mano a Karl. El pequeñuelo, apenas vio a Fernando, corrió hacia él, dejando flotar sus rubias guedejas sobre el cuello azul de su blusa marinera.

Don Víctor, aturdido como solía, hablaba sin miedo de ser oído, sin ver al Magistral, que fingiendo leer un periódico y a ratos atender a Ripamilán, se esforzaba en no perder ni una palabra del diálogo del balcón. ¿De modo... que el cambio de Anita se debe a... otra influencia?... ¿su pasión por el campo, por la alegría, por las distracciones se debe... a un nuevo influjo?

Volvió adonde estaba el conde y con gran desenvoltura, con cierta afectación aún, propia del que pretende mostrar su dominio, le arrancó el clavel que traía y le puso el nuevo. Sufrió él esta sustitución en silencio, inquieto y sorprendido. Ella, fingiendo no advertir esta sorpresa, se echó un poco hacia atrás y exclamó con intención: ¡Ya lo creo que está mejor!

Quilito, así que vió aparecer al portugués, sintió cierto desasosiego, y para ocultarlo, cogió el periódico que tenía cerca y lo colocó delante de su cara, fingiendo estar entregado a la más interesante lectura; de vez en cuando, miraba al descuido a don Raimundo, y le parecía tan feo y repulsivo como aquella vez que tuvo necesidad de sus servicios y se abocó a él, más muerto que vivo.

Al día siguiente, después de almorzar, y cuando Maxi se había marchado a la botica, tuvo tanto miedo Fortunata a que la ira estallase, que para evitarlo se ató una venda a la cabeza, fingiendo jaqueca, y encerrándose en su alcoba, acostose en su cama.

Y, fingiendo sorpresa, mira por encima del hombro a Juan, que, de pie detrás de ella, sigue con ansiedad los movimientos de su mano. Hazla girar dice ella en tono de broma y retrocediendo un paso. Juan tiembla. ¡Oh, Eva tentadora! Hazla girar y déjame asomar la cabeza por la abertura dice la joven riendo. no tienes necesidad de ver nada.

¿Lo ves? saltó aquí el hombrazo, con un vozarrón que aturdía. ¡Ya sacastes la pata!... ¡ya la jicistes! ¿En qué? preguntó mi tío, fingiendo extrañeza, mientras el Cura reía a borbotones y lanzaba latines y yo no sabía qué pensar de todo aquello...

Antes de que se vaciase la botella, otra ocupaba instantáneamente su sitio, cual si acabase de crecer del fondo del cubo. La marquesa, que miraba á todos lados con cierta impaciencia, sonrió de pronto haciendo señas á un señor que acababa de entrar. Era Fontenoy, y vino á sentarse á la mesa de ellos, fingiendo sorpresa por el encuentro.

Y además, a él le convenía tener de su parte a la doncella de la Regenta, hacerla suya, completamente suya...». Petra.... ¿Señor? gritó ella fingiendo susto. ¿Quieres crecer? Pues bastante buena moza eres. Mira, no seas tonta... si no tienes prisa... puedes sentarte.... Así como así, yo quisiera preguntarte... algunas cositas respecto de.... Lo que usted quiera, don Fermín.