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Actualizado: 22 de julio de 2025


Ni se diga por eso que faltaban juegos y recreos de la clase que los colonos habían presenciado muchos años atrás, en las ferias campestres de Inglaterra, en los que acaso tomaron parte, y consideraban sería conveniente conservar en estas nuevas tierras; por ejemplo, se veían luchas á brazo partido, de diferentes clases, aquí y allí en la plaza del mercado; en una esquina había un combate amistoso al garrote; y lo que más que todo llamaba la atención, en el tablado de la picota á que ya se ha hecho referencia varias veces en estas páginas, dos maestros de armas comenzaban á dar una muestra de sus habilidades con broquel y espadón.

Cuanto más pobres se iban quedando, más vanidad solariega tenían y más despreciaban la vida en poblado y en tierra llana. En la ribera, como llamaban allá arriba a las regiones bajas, sólo una cosa respetable reconocían los Valcárcel del monte: el tapete verde. Se iba a las ferias a jugar, a perder, a empeñarse... y a casa.

Salguero hacía un mohín de extrañeza. La lluvia era el pan para ellos. Producía las buenas cosechas, y con abundancia en los campos, los paletos gastaban mejor su dinero en la compra de caballerías. Nosotros vivimos der verano, don Isidro. Si no juese por las ferias, moriríamos como las ratas. Yo esquilo, y los camarás que tien caballerías las venden. En invierno, el pasto es muy caro.

En Septiembre se verificaban las de Illescas, Aranjuez, Ocaña, Mora, Quintanar y Belmonte. Y en Octubre eran las últimas: las de Consuegra, Talavera y Torija. Días antes de establecerse Maltrana en las Cambroneras, habían llegado todos los vecinos de regreso de estas últimas ferias, dando por terminada la buena época del «trato».

Y contestando á vuestra pregunta, os diremos que nuestra profesión nos obliga á inventar y ensayar continuamente nuevas suertes, una de las cuales y de las más difíciles y aplaudidas habéis presenciado. Venimos de Chester, donde hemos hecho la admiración de nobles y plebeyos y nos dirigimos á las ferias de Pleyel, donde si no ganamos muchos ducados no nos faltarán aplausos.

Excelente asintió Nepomuceno, limpiándose los labios con la servilleta y bajando la cabeza. Cuenta conmigo y con la señorita Marta, con Marta Körner, la del ingeniero, ya sabes, mi amiguita, que irá conmigo. El tío me acompañará, ¿verdad? Y acaso el primo Sebastián, que vendrá a las ferias.

22 Los mercaderes de Sabá y de Raama fueron tus mercaderes; con lo principal de toda especiería, y toda piedra preciosa, y oro, dieron en tus ferias. 26 En muchas aguas te engolfaron tus remeros; viento solano te quebrantó en medio de los mares. 28 Al estrépito de las voces de tus marineros temblarán los arrabales.

Será rico, será buen mozo, será conde, será todo lo que el general quiera, aunque yo sospecho, no por qué, que ha de ser un señorito andaluz, nacido y criado en un poblachón, ceceando mucho, echándola de gracioso, y más a propósito para brillar en las ferias, vestido de majo, y cautivar el corazón de las gitanas y de las chulas, que para mostrarse como conviene en los salones elegantes, inspirar amor verdadero y profundo a una señorita bien educada y hacerla luego dichosa.

Por ferias ó por pascuas suele ir una compañía de cómicos de la legua, ó de titiriteros á pie ó á caballo. Entonces oye uno tutearse en las lunetas, sin previo aviso, á dos personas de distinto sexo que no se han hablado desde que se arañaban, al salir él de la escuela y ella de la amiga; esto es, cuando tenían siete años.

Dicen que no soy feo, pero soy desmañado, torpe, corto de genio, poco ameno; tengo trazas de lo que soy; de un estudiante humilde. ¿Qué valgo yo al lado de los gallardos mozos, aunque algo rústicos, que han pretendido a Pepita; ágiles jinetes, discretos y regocijados en la conversación, cazadores como Nembrot, diestros en todos los ejercicios de cuerpo, cantadores finos y celebrados en todas las ferias de Andalucía, y bailarines apuestos, elegantes y primorosos?

Palabra del Dia

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