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Actualizado: 3 de junio de 2025
No deja de parecerme de alguna curiosidad el consignar los precios del abono para aquella temporada, que constó de sesenta funciones, y que eran en esta forma: Palcos plateas, 1.260 reales. Palcos principales, 1.080. Palcos de tornavoz, 900. Anfiteatro, 200. Lunetas, 200. Delanteros de tertulia, 90.
Por cierto que un periódico que á poco se publicó, llamado La Platea, apareció llevando en la portada una vista de la sala del coliseo grabada en madera, que, aunque de tosco dibujo, da idea de cómo estaba en sus comienzos el interior del teatro, con su gran lucerna de aceite pendiente del techo, sus anchas lunetas, su tertulia de señoras y su telón primitivo, pintado por D. Antonio Cabral Bejarano.
Recostada en la silla, gozaba beatíficamente del triunfo, exponiendo a la admiración de los inquilinos de las lunetas el cuerpecillo ajustado, púdico, la línea fugitiva que se elevaba desde la cintura al hombro, el gracioso manejo de abanico, el movimiento delicado con que subía los gemelos a la altura de las cejas.
Sr. de Quintana, usted me proporcionará un palco o un par de lunetas. ¿Y se paga, se paga? No, amiga mía dijo Amaranta burlándose . La nación enseña y pone al público gratis sus locuras. Usted le dijo Quintana sonriendo será de nuestro partido.
Los palcos son desmesuradamente grandes y están vestidos con chocarrera decoracion: las lunetas pobres y estrechas. Lo que falta á Burdeos es poblacion: el número de habitantes que contiene no está en relacion con la grandeza de la ciudad, así es que el silencio la rodea. Las Catacumbas y algunos cuantos edificios que embellecen la poblacion, son dignos de que el extranjero los visite.
En aquel momento, Periquito, que era un muchacho pálido y enteco, de ojos azules y poca y rala barba rubia, apareció en las lunetas. Las miradas de toda la familia Belinchón se clavaron en él sonrientes y burlonas. Sobre todo Pablo y Venturita se mostraban grandemente regocijados a su vista. Periquito levantó la cabeza y saludó. La familia Belinchón contestó al saludo sin dejar de reir.
Los puestos, los palcos y lunetas, á pesar de su incomodidad y su grosera estructura, cuestan en lo general, en las plazas de toros, respectivamente lo mismo que en los teatros. Es increible el interes que el espectáculo despierta, dando lugar á la ventajosa especulacion que hacen los revendedores de billetes.
Por fin, ha llegado la noche: merced a los anuncios de los periódicos y de los carteles, en los cuales se previene al público que si se tarda en los entreactos es porque hay que hacer, y que como la función es larga, no admite intermedio ni sainete; merced a estas inocentes estratagemas, se acaban los billetes al momento, y a la tarde están a dos, tres duros las lunetas.
En estos nuevos teatros se conservó, con pocas modificaciones, la misma distribución de asientos entre los espectadores, que ya conocemos, y en parte se llamaron también como antes; dividíase, pues, este local ó salón: 1.º, en aposentos: dos series de palcos en la parte superior del edificio; 2.º, en la cazuela, destinada, en la parte más honda, al bello sexo; 3.º, en las gradas ó asientos, situados bajo los palcos, algo más altos, y en forma de anfiteatro; 4.º, el patio ó parterre, y 5.º, en las lunetas ó asientos más próximos á la escena delante del patio.
Por ferias ó por pascuas suele ir una compañía de cómicos de la legua, ó de titiriteros á pie ó á caballo. Entonces oye uno tutearse en las lunetas, sin previo aviso, á dos personas de distinto sexo que no se han hablado desde que se arañaban, al salir él de la escuela y ella de la amiga; esto es, cuando tenían siete años.
Palabra del Dia
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