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Actualizado: 9 de junio de 2025
Habia un sabio escritor que habia compuesto una obra en trece tomos en folio acerca de las propiedades de los grifos, gran teurgista, que á toda priesa se fué á presentar ante el archimago Drastanés, el mas necio, y á conseqüencia el mas fanático de los Caldeos de aquellos remotos tiempos.
Con tal discurso y con otros de la misma laya sosegaba D. Joaquín los ánimos exaltados de su gentil esposa y del fanático americano.
Este encierro perpetuo hubiera agriado y pervertido tal vez otro carácter menos dulce y bondadoso que el de Clara, la cual llegó á creer que aquella vida era cosa muy natural, y que no debía aspirar á otra cosa; así es que vivía tranquila, melancólicamente feliz, y á veces alegre. Y, sin embargo, semanas enteras pasaban sin que una persona extraña penetrara en la casa del fanático.
"Y era que tenía muy alta idea de sus propias dotes personales para dudar de que una muchacha sencilla, educada por un fanático, y sin conocer otras pasiones que las vulgares inclinaciones de aldea, pudiera resistir á ellas. Creyó asimismo que el hecho de poner en libertad al que podía considerar como rival, influiría mucho en el ánimo de la huérfana.
Sé religioso, pero cesa de ser fanático: verás cómo dejo de ser impío. El ceño de Tirso y sus respuestas secas iban haciendo a Pepe perder la calma. Si te acomoda continuó estar de bruces todo el día y usar cilicio, aunque andes a gatas o te hagas un cinturón de escarpias, me tiene sin cuidado.
Un hombre delgado reemplaza al fanático y lo sucede con la misma intemperancia, intransigencia, procacidad vulgar: es el obispo de Angers. Las izquierdas ríen a carcajadas, el centro sonríe, la derecha protesta, aplaude con frenesí.
En cambio se hablaba con delicia de los países lejanos y de la inviolable paz de los claustros. No faltaba, sin embargo quien amase, de veras, al Monarca, sintiendo triunfar o sufrir en él su propio orgullo fanático; la mayoría, bajo la pavorosa coerción, acababa por encomiarle.
Buenos chicos, ¿eh? dijo Elías, riéndose como deben reír los brujos en el aquelarre. El sobrino no contestó, contentándose con encomendar mentalmente á Dios á su buen amigo Alfonso Núñez. ¡Tengo un plan!... añadió el fanático con cierta satisfacción de sí mismo, plan soberbio. Si supieras, Lázaro. Pero tú eres muy tonto y no puedes comprender esto. Son buenos chicos esos que te he dicho, ¿no?
Tras los cesares grandes, fatales para España, venían los chicos: el fanático Felipe III, que daba el golpe de misericordia expulsando a los moriscos; Felipe IV, un degenerado con aficiones literarias, que escribía versos y cortejaba monjas, y el miserable Carlos II. Nunca ha habido en España tanta religiosidad, don Antolín decía Luna . La Iglesia era dueña de todo.
El presbítero, hermano de Pérsida, se ha apoderado de Trifena, no quiere que se case con un pagano y se empeña en que se consagre en los altares y en que viva entre las vírgenes del Señor. Trifena logra escapar y busca amparo entre los brazos de su padre. Amotinado el pueblo cristiano y guiado por el clero fanático, viene en busca de Trifena y quiere llevársela.
Palabra del Dia
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