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Actualizado: 9 de junio de 2025


Aquél don Tadeo, amigo de su padre, que por pagar una deuda de gratitud se hizo primero cargo de la educación y luego del porvenir del chico, era honrado y bueno, pero fanático en opiniones políticas y creencias religiosas. Su exceso de fe y de realismo era sincero, e indiscutible su influencia y prestigio entre los partidarios de la legitimidad y la gente de iglesia en la región que habitaba.

La imaginación de Lázaro midió rápidamente el abismo que en ideas y sentimientos le separaba de su tío. Pero se sentía dominado por él, y no podía contradecirle. Aquí continuó el fanático con su espantosa burla, aquí puedes hablar á tus anchas: nadie te molestará. Lo que puede ocurrir es que te crean loco y te lleven á un manicomio. Allí debiera estar media España.

Frecuentan este sitio personas que vienen á pagar con el oro del rey el frenesí oratorio que enloquece al pueblo. ¡Quién! ¡Quién! ¿Quién de nosotros continuó el orador no conoce al llamado Coletilla? Es un realista fanático, un malvado agente de la casa grande. ¿No le conocéis? Este hombre es una culebra que se desliza entre nosotros para corromper á los oradores jóvenes.

Bajó el lacayo y vapuleó al realista. Así pagan los tiranuelos. Después de este lance, el fanático se puso malo. Dijeron algunos que se había dejado morir de hambre; otros que se había vuelto loco; otros, y esto parece lo más cierto, que le mató una profunda hipocondría. Y las señoras de Porreño, ¿qué fué de ellas? le pregunté. Nada he podido averiguar de doña Salomé contestó.

Sin embargo de lo que escribió el fanático Olmo para dar gusto á los señores de la Inquisicion, yo siempre recuerdo al ver la constancia de los judíos españoles en no abandonar su lei á pesar de las iras del Santo Oficio, i en morir valerosamente cuando eran descubiertos i castigados, lo que en el siglo IV de la iglesia escribia Lucífero, obispo de Caller, al Emperador Constancio en nombre de todos los demás cristianos perseguidos.

Mira, aprende dijo Elías, volviéndose hacia Lázaro; mira á esa santa; aprenda lo que es nobleza, generosidad, virtud. No dijo ella bajando los ojos. Que no tome por modelo á esta pecadora. Aprende, Lázaro exclamó con exaltación el fanático. Aquí tienes á la misma virtud. La santa hizo una gran reverencia y se marchó, dejando solos al tío y al sobrino. #Los disidentes de la Fontana#.

Las palabras dichas por el viejo no le dejaban duda respecto á su carácter. Era un realista fanático, un ciego amante de la tiranía. Con los ojos encendidos de cólera y el habla venenosa y fuerte, le había dicho que no fuera á su casa mientras no cambiara de ideas, ¿Qué hacer?

Pero contra lo que esperaba, le vió tan sereno como si oyera hablar de un concilio ecuménico. Tampoco tuvo la suficiente perspicacia ni la suficiente memoria para hacerse cargo de que podía haber alguna relación entre las preguntas que el fanático le había hecho la noche anterior, y la visita de aquellos amigos. , que vaya; ve dijo Elías.

«Dotado de un sentimiento exquisito de la calidad dice Sarcey, ha mantenido lo que hay de fanático y raro en el carácter de la imaginación de Meilhac. El trabajo en común ha producido obras que no han sido suficientemente apreciadas.

Ya no dudaba: su determinación era fija, y en aquel angustioso trance, la casa del fanático, en cuya puerta había de dejar sus creencias, sus sentimientos, le pareció un refugio de paz. Después de todo, los pocos días pasados en Madrid habían sido continuado martirio, y la idea de la apostasía que en casa del realista se le obligaba á hacer, no le molestaba tanto.

Palabra del Dia

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