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Actualizado: 21 de junio de 2025


Así se conserva la interesante estancia que en la mezquita árabe servia para repartir la limosna, y nadie se imagina que esa pieza desnuda y pobre, que pasado el postigo de S. Miguel se ve hoy separada del cuerpo del templo por un miserable tabique y una puerta de pino, y donde tiene el cabildo el archivo de la estinguida capilla de música y sus libros de coro, sea aquella suntuosa Dar-as-sadaca donde la religion musulmana se mostró menos opuesta á la religion evangélica de caridad y amor, donde mas honrada fué la humanidad por el paganismo sarraceno, donde menos agravio recibió la divinidad de los profanadores de la antigua basílica cristiana, y por último, donde mas interesantes y patéticas escenas presenció quizás la corte de las califas.

Después que comulgó don Pompeyo con toda la solemnidad requerida por las circunstancias, teniendo a su lado al cura de cabecera, a don Fermín y a Somoza, el médico, Vetusta entera, que había acudido a la casa y a las puertas de la casa del converso, se esparció por todo el recinto de la ciudad haciéndose lenguas de la unción con que moría el ateo, a quien ahora todos concedían un talento extraordinario y una sabiduría descomunal, y pregonando el celo apostólico del Provisor, su tacto, su influencia evangélica, que parecía cosa de magia o de milagro.

Imposible hacer otra cosa en este encierro flotante, donde era inútil huir, pues al dar la vuelta al lado opuesto de la cubierta encontrábase el fugitivo con las mismas personas. Las conversaciones con la norteamericana empezaban a fatigar a Ojeda. Estos flirts sin resultado parecíanle monótonos, dulzones e interminables, como los salmos de una capilla evangélica.

Doña Águeda, mujer débil, fanática y entermiza, de muy poco carácter, estaba dominada constantemente en las cuestiones de la casa por alguna criada antigua y en las cuestiones espirituales por el confesor. En esta época, el confesor era un curita joven llamado don Félix, hombre de apariencia tranquila y dulce que ocultaba vagas ambiciones de dominio bajo una capa de mansedumbre evangélica.

El padre jesuita era un héroe lejos de las llamas. Ahora verán ustedes con qué piedad evangélica relata la muerte de mi abuelo. Y abriendo Valls el libro por una página señalada, leía con lentitud: «Mientras llegó sólo el humo a él, era una estatua; en llegando la llama, se defendió, se cubrió y forcejeó como pudo, y hasta que no pudo más.

En efecto: la mujer de aquella tierra manda en jefe en el hogar, donde ejerce de hecho y de derecho una autoridad superior á la del hombre. La doctrina evangélica que rehabilitó á la hembra, ha sido cumplida allí con exceso, por lo menos en esta parte.

Aquellas señoras de respetable aspecto las más, guapas y jóvenes algunas, celebraban con alegría evangélica el natalicio de Nuestro Señor Jesucristo como si el Hijo de María hubiese venido al mundo exclusivamente para ellas y otras cuantas personas distinguidas. La Natividad del Señor se les antojaba algo como una fiesta de familia.

Estas caridades discretas las hacía muy a menudo Feijoo con los amigos a quienes estimaba, favoreciéndoles sin humillarles. Por supuesto, ya sabía él que aquello no era prestar, sino hacer limosna, quizás la más evangélica, la más aceptable a los ojos de Dios. Y no se dio el caso de que recordase la deuda a ninguno de los deudores, ni aun a los que luego fueron ingratos y olvidadizos.

Piensa Guyau que no de otro modo debe estar esculpida nuestra alma; y él mismo, el dulce maestro, ¿no es por la evangélica hermosura de su genio de apóstol, un ejemplo de esa viva armonía? Yo creo indudable que el que ha aprendido a distinguir lo delicado de lo vulgar, lo feo de lo hermoso, lleva hecha media jornada para distinguir lo malo de lo bueno.

En verdad, muchas veces dije: esperemos a ver en qué para esta monja, que no es bueno dar fe tan presto a sus virtudes y revelaciones; no tanto porque dudase de ella, cuanto por juzgar que así conviene para mujeres. Pero ahora declaro que la dicha Teresa ha dado a entender ser posible en ellas la perfección evangélica. Y así mesmo doña María, padre Crisóstomo.

Palabra del Dia

lanterna

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