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Actualizado: 29 de julio de 2025
¡Qué hermana! volvieron a exclamar algunas monjitas . ¡Qué gracia tiene! ¡Pues no dice que se ha casado!... ¡Lo que no se le ocurre a ella!... ¡Qué! ¿No quieren vuestras caridades creerlo? Las caridades siguieron riendo, arrojándome miradas penetrantes y maliciosas. ¡Pues ahora mismito se van ustedes a convenser! exclamó mi esposa con arranque.
Mira, si yo no fuera una persona decente, le escribiría un anónimo a su señora contándole los devaneos... Pero no está en mi sangre, no. La señora de Botín es condesa o baronesa; él es conde o barón consorte, ¿te enteras? Ella es, según dicen, buena persona, y hace muchas caridades. Hablan de que va a fundar un hospital.
Estas caridades discretas las hacía muy a menudo Feijoo con los amigos a quienes estimaba, favoreciéndoles sin humillarles. Por supuesto, ya sabía él que aquello no era prestar, sino hacer limosna, quizás la más evangélica, la más aceptable a los ojos de Dios. Y no se dio el caso de que recordase la deuda a ninguno de los deudores, ni aun a los que luego fueron ingratos y olvidadizos.
El crédito que se debe dar á estos Historiadores el que leyese esta relacion puede facilmente ser juez, precediendo primero la noticia de sus caridades.
Cosas muy lindas debía ver, conforme se iba muriendo, sin saber que las veía, porque se le reflejaban en el rostro. La frente la tenía como de cera, alta y bruñida, y hundidas las paredes de las sienes. Aquellos ojos eran una plegaria. Tenía fina la nariz, como una línea. Los labios violados y secos, eran como una fuente de perdón. No decía sino caridades. Sola, sí, no quería estar ella.
No me opongo yo a que en sus caridades llegue hasta el despilfarro, hasta la bancarrota dijo D. Manuel paseándose pomposamente por la habitación con las manos en los bolsillos . ¿Pero no hay otro medio mejor de hacer caridades? Ella ha querido dar gracias a Dios por la curación de mi sobrino... muy bueno es esto, muy evangélico... pero veamos... pero veamos.
No sólo hay servilismo en política; hay servilismo tambien en conducta, y esas limosnas que el pueblo español recibe de Francia; esas caridades que le implora, cuando tantas podria hacer, cuando tantas ha hecho á esa misma nacion que nos manda hoy con sus monerías; esas limosnas vergonzantes que á Francia pide, es un servilismo de nuestra época; y no solamente es un servilismo, sino una sandez. ¿Qué se diria del que fuese á buscar falsas doraduras á país extraño, olvidando el oro, el oro fino, que tiene en su país?
Hermanas mías, ¿me perdonan vuestras caridades el pecado de haberme distraído durante la misa?» En fin, hijo: que las traía fritas a perdones. No sé cómo me aguantaban. Después pasaba al extremo opuesto. Había temporadas en que le daba por ser mala y mortificar a todo bicho viviente. Las niñas le temblaban. Armaba riñas entre las hermanas. Era el genio malo del convento.
Sin embargo, estoy más por estos conventos sociales, que por aquellas caridades frailunas. Otra curiosidad. Todo Paris repite la contestacion que ha dado un niño en los exámenes de moral. El maestro le preguntó qué era la gratitud.
Mas como su peculio no bastase para atender a tan numerosas caridades, diose traza para obtener dinero de su padre valiéndose de mil ardides inocentes; un día pidiéndole para una sombrilla, otro para un reloj, otro para un estuche de costura, etcétera. Tanto fue lo que abusó, no obstante, que don Mariano sospechó la verdad y señaló un límite a sus larguezas.
Palabra del Dia
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