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Actualizado: 22 de junio de 2025


Amigo mío dijo Huberto a este último, si yo hubiera sabido dónde encontrarlo hoy, habría ido a buscarlo; he ensayado mi máquina, es una maravilla. Desgraciadamente, yo trabajaba y no habría podido aceptar su amable invitación. Paso los días trabajando, lo cual no es divertido. En seguida volviéndose hacia Juan, Jaime continuó: Y bien, amigo, ¿qué hay de nuevo hoy?

Ellas lo aprueban, y la afortunada da su mano al Príncipe; para dejar á la otra satisfecha se presenta un hermano de Rosbel, que ha peregrinado largo tiempo por el mundo, buscando á su perdido hermano, y extrañando sobremanera encontrarlo vestido con tan humilde traje: ofrece, pues, su mano á la segunda hermana, y se termina la comedia, celebrando el viudo una fiesta con música y baile para solemnizar el casamiento de sus hijas con dos príncipes.

Imposible encontrarlo mejor en todo París. Al ver que él asentía con un movimiento de cabeza, se aproximó el camarero, y sin necesidad de preguntar qué deseaba la parroquiana, trajo por su propia iniciativa una botella de whisky y dos copas. Después de llenar éstas se alejó, no sin dirigir á Robledo una mirada y una sonrisa iguales á las de la dueña del establecimiento.

Después, cuando me dirigí a mi cuarto con mi luz en la mano, di una vuelta para pasar por delante de su puerta, con la esperanza de encontrarlo en el corredor, pero todo estaba desierto y la puerta cerrada con llave. Sólo el ruido de sus pasos que sacudían la casa, resonaba en el interior. En el cuarto de Marta reinaba un silencio de muerte. Apliqué el oído al agujero de la cerradura: nada se oía.

Allá abajo, acude un harapiento judío viejo a tomar un rayo de sol que ayer había dejado en aquel sitio, y queda sorprendido al no encontrarlo ya... «Uno, dos, tres: empiecenLa música ejecuta una antigua mazurka de Talexy, que tocaban los organillos el invierno último debajo de mis ventanas. En otra época me aburría aquella mazurka; hoy me conmueve hasta hacer brotar mis lágrimas.

Su nombre era célebre en todo el Mediterráneo español; hasta los hombres de mar más rudos é intratables confesaban su mérito. «¡Quedaba el amor!...» Pero Ferragut torció el gesto al pensar en él. Lo había conocido, y no deseaba encontrarlo otra vez. El amor suave de una buena compañera, capaz de iluminar la última parte de su existencia con una luz discreta, acababa de perderlo para siempre.

Cuando volví a encontrarlo, por la noche, estaba triunfante: Napoleón III lo había recibido entre dos puertas, escuchado durante cinco minutos y despedido con su frase ordinaria: «Veré... pensaré en elloSin más que eso, el cándido japonés intentaba ya adquirir en arrendamiento el primer piso del Gran-Hôtel, poner comunicados en los periódicos, publicar prospectos; costome gran trabajo hacerle comprender que Su Majestad quizá se tomase mucho tiempo para reflexionar y que, mientras, lo más conveniente sería que volviera a Munich, donde la cámara estaba precisamente a punto de votar un crédito para la adquisición de sus grandes colecciones.

La leyenda que en el siglo XV tenía trastornadas las cabezas de grandes y pequeños, de pobres y ricos, era una reminiscencia de la fábula de las Hespérides, un Eldorado, tierra del oro, colocada en las Indias y que se sospechaba ser el paraíso terrenal, subsistente en este mundo de pesares. Sólo faltaba encontrarlo.

Y caer bajo los ojos de un empleado de policía es lo mismo que caer bajo los de toda la repartición, pues unos a los otros se van enseñando el mal hombre cuya filiación, nombre y costumbres, si no se inscriben en un registro, quedan sin embargo grabadas en la memoria de quienes no lo olvidarán jamás y serán capaces de encontrarlo más tarde, aunque se transforme en pulga.

Pensaba en los incidentes de la tarde, en su impaciencia, que no había podido disimular, de volver a ver a Huberto, y en el placer mezclado de angustia que había experimentado al encontrarlo siempre encantador, enamorado, amable, ¡pero tan frívolo!... Por turno se presentaron a su imaginación las caras amigas de las Blandieres, de Platel, de la señora d'Ornay.

Palabra del Dia

rigoleto

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