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Actualizado: 22 de junio de 2025


Tiene al fin la dicha de encontrarlo y de casarse, pero no tarda en desengañarse de su error y en arrepentirse de no haber preferido al necio, puesto que, en vez de dominarlo, tiene siempre que seguir ciegamente su dictamen. Afortunadamente enviuda pronto, y acepta la mano del primer pretendiente.

París le ofreció un lugar de placeres como no podía encontrarlo en el resto del mundo: el Hotel Drouot. Iba á él todas las tardes, cuando no encontraba en los periódicos el anuncio de otras subastas de importancia. Durante varios años no hubo naufragio célebre en la vida parisién, con la consiguiente liquidación de restos, del que no se llevase una parte.

Aquella nueva y repentina irrupción pareció sorprender mucho a la señora de la casa. ¿Qué ocurre? ¿qué es esto? exclamó con voz alterada. ¡Un niño! ¡un niño! gritaron varios a un tiempo. Acabamos de encontrarlo en el portal manifestó Manuel Antonio, que ya se había apoderado del canasto, presentándolo. ¿Quién lo ha dejado ahí?

Tres semanas después de la muerte del italiano, Blair, al desembarcar en Liverpool, llevando consigo las cartas y la instantánea, emprendió ese larguísimo y fatigoso viaje por todos los caminos de Inglaterra, con el fin de encontrarme y conocer por mi intermedio la clave del secreto del famoso bandido, la cual yo poseía. Y cuándo consiguió encontrarlo, ¿qué sucedió?

Apenas sentadas, empezaron a manejar los gemelos y sus ojos se detuvieron en Magdalena. Esta, involuntariamente, hizo como ellas. Hubo por un segundo un cambio de observación escudriñadora que me heló de espanto, porque al primer golpe de vista había reconocido un rostro testigo de antiguas debilidades y al encontrarlo de nuevo causa de recuerdos detestados.

Y siempre que se hablaba del sombrero de copa de su difunto esposo, exclamaba la Reina Sabihonda, en portugués: «En todas las cosas, por despreciables que parezcan, hay algo de valor, para el que sabe encontrarlo

De puntillas, pero velozmente, se dirigió al gabinete presa por un movimiento automático, como si, habiendo encontrado allí al Duque una vez, fuese de necesidad que estuviese siempre. Grande fué su estupor al encontrarlo desierto y obscuro. Quedó un momento clavado al suelo. Pero movido súbito por una idea, corrió al cuarto matrimonial, donde Ventura dormía. Hallólo cerrado por dentro.

Perecían a docenas los hombres junto a los rieles. La conquista de una laguna o de un bosque por las cintas de acero era tan mortífera como la toma de un reducto artillado. A la caída de la tarde vio Ojeda pasar a don Carmelo mirando a todos lados. Iba por el buque en busca de Maltrana sin poder encontrarlo. Ese pobre se muere dijo en voz baja . Está en las últimas.

Era el mismo cuadro de antes embellecido por el prodigioso brillo de una nueva vida. Causábame asombro encontrarlo todo tan incomparable y que una sola influencia hubiera tenido el poder de cambiar el aspecto de las cosas hasta el extremo de rejuvenecer tantas decrepitudes y reemplazar aspectos tan morosos por semejantes alegrías. Las noches eran cortas, las tardes calurosas.

Bastaría la más ínfima de esas potencias: él las reune todas, tipo absoluto del movimiento. Hasta el pájaro es menos movible, supuesto que necesita posarse, y de noche está tranquilo. El pez nunca para: dormido y todo, flota. Movible hasta tal punto, es al propio tiempo robusto y vivaz en el más alto grado. Por doquiera que hay agua, seguros estamos de encontrarlo: es el ser universal del globo.

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