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Algunas, por su donaire, llamaban la atención y lucían la viveza de su ingenio en medio de un grupo que las aplaudía, mientras el pobre hombre víctima de sus burlas, con el rostro encendido y desfigurado por una sonrisa forzada, hacía inútiles esfuerzos por exprimir el ingenio y sacar de él alguna respuesta graciosa.

No dijo más don Quijote, y esperó a que la princesa le respondiese, la cual, como ya sabía la determinación de don Fernando de que se prosiguiese adelante en el engaño hasta llevar a su tierra a don Quijote, con mucho donaire y gravedad, le respondió: -Quienquiera que os dijo, valeroso caballero de la Triste Figura, que yo me había mudado y trocado de mi ser, no os dijo lo cierto, porque la misma que ayer fui me soy hoy.

Rebosaba su cuerpo vida y salud; chispeábale en la mirada el donaire cuando éste no brotaba de sus labios; su tristeza, si alguna vez la sentía, nunca llegaba a velarle por completo la expresión risueña que animaba habitualmente su rostro, y aun al través de su melancolía dejábase adivinar su sonrisa como se presiente el sol tras una nube de estío.

Sin embargo, cuando el observador alcanzaba a notar la irregularidad de su mirada, quedaba por lo general incapacitado para criticarla y no faltaba quien pretendía que la mancha de su mejilla le añadía mayor seducción y donaire.

Con los referidos atavíos, y con gentil donaire y gallardía, salió don Quijote a otra sala, donde el estudiante le estaba esperando para entretenerle en tanto que las mesas se ponían; que, por la venida de tan noble huésped, quería la señora doña Cristina mostrar que sabía y podía regalar a los que a su casa llegasen.

Vaya, vaya, callen los novios y empiece ya á cantar manifestó D.ª Feliciana. Vamos allá. Paco empezó á remover con mucha prisa y donaire la bolsa. Las bolas de madera de boj que había dentro produjeron un ruido desagradable. Octavio acercó la boca al oído de Carmen y le dijo suavemente en voz muy baja: ¿Te has acordado de hoy?

Era de ver cómo, en creyendo que tenía dinero, me decían que todo me estaba bien, celebraban mis palabras, no había tal donaire como el mío. Yo que las vi tan cebadas declaré mi voluntad a la muchacha y ella me oyó contentísima, diciéndome mil lisonjas.

Mas, bien puede estar seguro que, de aquí adelante, no despliegue mis labios para hacer donaire de las cosas de vuestra merced, si no fuere para honrarle, como a mi amo y señor natural. -Desa manera -replicó don Quijote-, vivirás sobre la haz de la tierra; porque, después de a los padres, a los amos se ha de respetar como si lo fuesen.

La abuela conoció el tesoro que en la nieta tenía, y así, determinó el águila vieja sacar a volar su aguilucho y enseñarle a vivir por sus uñas. Salió Preciosa rica de villancicos, de coplas, seguidillas y zarabandas y de otros versos, especialmente de romances, que los cantaba con especial donaire.

Hecho otro viaje de exploración por las cercanías de la sala y cerradas herméticamente todas las puertas, Suárez comenzó a rasguear la guitarra. Hubo un momento de ansiedad. Las dos bailadoras se habían puesto una frente a otra y se miraban sonrientes; la hermana María de la Luz con la cabeza baja y ruborizada hasta las orejas; su prima con los brazos en jarras, un poco pálida, los labios secos, acentuaba el leve estrabismo de sus hermosos ojos negros aterciopelados. A me daba saltos el corazón de puro anhelo. El malagueño alzó un poco la voz cantando una seguidilla. De pronto los cuatro pares de palillos chasquearon con brío, las bailadoras abrieron los brazos y avanzaron una hacia otra y se alejaron inmediatamente, levantando primero una pierna, después otra a compás y con extremado donaire. Mis ojos de enamorado percibieron por encima de la tosca estameña el bulto adorable del muslo de la hermana San Sulpicio. Siguieron una serie de movimientos y pasos, ajustados todos al son de la guitarra y de las castañuelas, que no cesaban un instante de chasquear con redoble alegre y estrepitoso. El cuerpo de las dos primas tan pronto se erguía como se doblaba, inclinándose a un lado y a otro con movimientos contrarios de cabeza y de brazos.