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Actualizado: 3 de julio de 2025
«Caballero respondió el malvado pollito : hartas veces se ha divertido usted conmigo, empujándome por detrás y abriéndome la cola, a guisa de abanico, para que se mofaran de mí todos los que me veían. No, amigo; a cada puerco le llega su San Martín; y a más ver, señor farsante.» Esto dijo, cantó tres veces con voz clara, y pavoneándose muy hueco, siguió su camino.
Encontrábame yo, con mi guía, cerca del lago Pavin, recostado en la hierba al borde del cráter y contemplando a mis pies las aguas puras y transparentes que a cada instante creía ver en ebullición, lo que me hubiera divertido y espantado, cuando sentí pasos a mi espalda: eran otros viajeros.
La he visto entrar cautelosamente en su camarote, como una gata estremecida, y llegar después de ella al barón belga... Y el otro busca que busca. ¡Lo más divertido!... Pero ¿qué tiene usted? ¿Por qué esta triste?... Fernando experimentó un deseo egoísta de comunicar su desaliento y su amargura a este amigo regocijado. Soy un miserable que siente asco de sí mismo. Un verdadero miserable.
Pero los personajes de Shakspeare, así como las acciones que ejecutan o en que intervienen, están, antes que en sus dramas, en crónicas, poemas y leyendas, o en otros dramas, que Shakspeare refundía. Pocos autores han tomado más de los otros que Shakspeare. Todo lo que le parecía bello, sublime, divertido, agradable, gracioso, lo tomaba sin escrúpulo donde lo hallaba.
Enjabonáronle y restregáronle sin miramiento alguno, haciendo tanto caso de sus berridos como si fueran expresiones de alegría. Sólo Jacinta, más piadosa, agitaba el agua queriendo hacerle creer que aquello era muy divertido. Sacado al fin de aquel suplicio y bien envuelto en una sábana de baño, Jacinta le estrechó contra su seno diciéndole que ahora sí que estaba guapo.
Viendo, pues, que yo no podía igualarle en el acierto, quise intentarlo con la diligencia, y para conseguirlo, me levanté á las dos de la mañana y á las once acabé mi parte; salí á buscarle, y halléle en el jardín muy divertido con su naranjo que se helaba; y, preguntando cómo le había ido de versos, me respondió: A las cinco empecé á escribir; pero ya habrá una hora que acabé la jornada, almorcé un torrezno, escribí una carta de cincuenta tercetos y regué todo este jardín, que no me ha cansado poco.
La ruina física de Gabriel despertaba en ella honda conmiseración, evocando al mismo tiempo maliciosas suposiciones. ¡Lo que te habrás divertido por esos mundos!, ¿eh, sobrino? Para ti, la guerra fue una perdición. Ahora estarías en tu silla del coro, y ¡quién sabe si llegarías a ser otro don Sebastián!
De ese modo, ¿se me considera como una persona extraña? No, Amaury; eres mi hijo, a mis ojos y a los de Antonia; pero a los del mundo, eres un joven de veinticinco años y nada más. No dejará de ser divertido, encontrarme sin cesar a ese Felipe que no puedo sufrir y que pensaba no volver a ver jamás.
Saltó del coche precipitadamente, salió con la misma velocidad de la estación y montó en el landau que le aguardaba fuera. En nada nos ha perjudicado usted. Hemos hecho el viaje más divertido que os podéis imaginar. El carretero tendió una manta y yo me acosté sobre ella. Este iba en pie mirando el paisaje y contándome todo lo que miraba.
Nunca había retrocedido ni pensaba retroceder ante los gastos indispensables a un hombre que frecuenta la buena sociedad, que es galán y divertido. El cómo proveía a ellos nadie lo sabía, ni el mismo Miguel, que después de la muerte de su padre se fue a vivir con él en el Hotel de Puerto Rico.
Palabra del Dia
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