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Actualizado: 26 de mayo de 2025
Con este motivo tenia con ellos conversaciones públicas y secretas, confiandome sus mas reconditos secretos, y contándome sus mas antiguos monumentos y hechos inmemoriales.
Yo estuve algún tiempo sin tener noticias suyas; y como se dice vulgarmente que la esperanza era verde y se la comió un borrico, ya iba creyendo que la misma desgracia había acontecido a mi verde Erín, cuando me escribió contándome lo ocurrido.
Coloca suavemente la mano sobre su hombro; y, con una voz trémula de dulzura infinita y de inmensa tristeza: Levántate, hijo mío, y hablemos. Juan no hace un solo movimiento. ¿No quieres decirme qué tienes contra mí? El desahogo consuela... Alivia tu corazón contándome tus penas. ¡Consolar mi corazón!... ¡Ay!...
Pon muchísima atención: ¿te acuerdas de cuando mi hija, paseando una tarde por las afueras con Quevedo y las de Morejón, fué á dar allá, por donde tú vives, hacia los Tejares del Aragonés, y entró en tu choza y vino contándome, horrorizada, la pobreza y escasez que allí vió? ¿Te acuerdas de eso?
He tenido que pasarme quince días en cama me decía este amigo, contándome el percance ; pero ahora no les quedará más remedio que darme una indemnización. ¡Error profundo! exclamé yo . Lejos de valerte una indemnización, el atropello te costará un ojo de la cara. Yo también he sido atropellado añadí con orgullo , y gracias a que la cosa me cogió con algún dinero.
Quien se atreve á todo; quien, arrastrándose delante de todo el que puede darle algo, practica los más bajos oficios; quien no se detiene ni ante lo más alto, ni ante lo más grande; quien se atreve hasta á su majestad la reina, no contándome á mí, que soy su dama de honor, y simplemente condesa de Lemos.
Yo puedo decir que una de mis mayores satisfacciones literarias la tuve hace dos años, estando en California, al conversar con un japonés que había viajado por toda Asia. Este hombre me habló de una de mis novelas, contándome su «argumento» del principio al desenlace para convencerme de que la conocía bien.
Mi mujer y mi madre han festejado el fausto acontecimiento de un modo particular: contándome, punto por punto, todos los terrores que han sufrido sin hacérmelo ver. El más insignificante desgano mío las sumía en mortal angustia: ¡Es la rabia que comienza! gemían. Si alguna mañana me levanté tarde, durante horas no vivieron, esperando otro síntoma.
¡Vaya, morirse de vejez! ¡Si al menos hubiese sido de alguna enfermedad! Basilio en su afan de hacer autopsias quería enfermedades. ¿No teneis nada nuevo que contarme? Me quitais las ganas de comer contándome las mismas cosas. ¿Sabeís algo de Sagpang? El viejo contó entonces el secuestro de Cabesang Tales. Basilio se quedó pensativo y no dijo nada. Se le había ido por completo el apetito.
Y gracias que, por pereza, se había decidido a dejarle aquel tesoro. Don Cayetano le había hablado con mucha seriedad de la Regenta. «Don Fermín le había dicho usted es el único que podrá entenderse con esta hija mía querida, que a mí iba a volverme loco si continuaba contándome sus aprensiones morales. Soy viejo ya para esos trotes. No la entiendo siquiera.
Palabra del Dia
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