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Actualizado: 3 de noviembre de 2025
Y me contaron la cosa: después de la comida, en un solo apretón de manos, habían sentido todo el horror de su situación, y, no encontrando otra salida, habían resuelto morir aquella misma noche. ¡Cómo! ¿tú también? En lugar de responder, ella saca del bolsillo un frasquito de aspecto enteramente divertido, con su cabeza de muerto sobre el rótulo. ¿Qué hay ahí dentro? Ácido prúsico.
No, señora; no me he divertido. Y no quisiera volver allá sin alguna de ustedes. Cuando voy sola.... ¿Qué? exclamó doña Anuncia, invitando a su sobrina con el tono áspero de aquel monosílabo a que no profiriese censura de ningún género contra la tertulia de su predilección. Cuando voy sola... me aburren demasiado aquellos caballeritos. No era esto lo que quería decir.
Terminada la procesión y colocados nuevamente los santos en sus capillas, fuimos a ver los toros, más tarde los juegos en la era, las luchas de hombres, los tres saltos, el ahorcagato, el juego del odre y todo el divertido aparato de las fiestas provenzales... Caía la noche cuando regresamos a Maillane.
Las doce serían, cuando una gran turba de chicos desembocando por las calles de Pedro Conde y de la Manzana, anunció que algo muy extraordinario y divertido se aproximaba; y con efecto, tras el infantil escuadrón, que de mil diversos modos y con variedad de chillidos manifestaba su regocijo, vierais allí aparecer una falange de cien a caballo vestidos todos con el mismo traje amarillo y rojo que yo había visto en las secas carnes del gran D. Pedro.
Este mismo dia se despachó otra partida de mañana, para que fuese á correr el campo hácia la costa del mar, y volviendo esa misma noche no trajo novedad alguna, habiéndose divertido la gente de la armada en cazar: y aunque no faltó que comer, pero no hallaba leña, y la que suplia era bosta de caballo, aunque escasa. Dia 5.
¿Cuál, amigo Santorcaz? Mire usted. Después de la batalla, y cuando volvamos a Córdoba, sacar a esa joven del convento. ¿Cómo? Demonio, ¿cómo se hacen las cosas? ¡Si viera usted! Eso es muy divertido. ¿Ve usted este rasguño que tengo en la mano derecha? Me lo hice saltando las tapias de un convento.
Amigo mío dijo Huberto a este último, si yo hubiera sabido dónde encontrarlo hoy, habría ido a buscarlo; he ensayado mi máquina, es una maravilla. Desgraciadamente, yo trabajaba y no habría podido aceptar su amable invitación. Paso los días trabajando, lo cual no es divertido. En seguida volviéndose hacia Juan, Jaime continuó: Y bien, amigo, ¿qué hay de nuevo hoy?
¡Pero si esto es muy divertido! decía Currita con infantil alborozo . ¡Qué delicia!... Mire usted, Butrón; mire usted qué graciosos van todos con sus cintitas encarnadas... ¡Uy, aquel jorobadito!... ¡Qué mono!... ¡Ah, pícaro!... ¡lleva una bandera en que pide reforma!... ¡Pues claro está que la necesita!... ¡pobrecito!, ¡sobre todo por la espalda!...
«Corriente, pero aquello de disgustarse de todo era poco divertido. ¿Qué iba él a hacer mano sobre mano un verano entero sin baños, ni bromas en las aguas de Termasaltas?». «Y quedaba el rabo por desollar. La cuestión de salvarse o no salvarse. Aquello era serio.
Lo creo, ¡se adoran desde la época en que paseaban en brazos de sus niñeras!» ¡Y así se escribe la historia! Divertido, a pesar suyo, por el tono burlón de Jaime y por las exclamaciones grotescas con que recitaba su monólogo, Juan sonriéndose murmuró: Exageras... ¡Absolutamente!
Palabra del Dia
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