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Actualizado: 28 de junio de 2025


Mochi había seducido a su discípula para dominarla; mucho tiempo creyó tener en ella una gloria futura y una renta de muchos miles de liras, que pronto se empezarían a cobrar.

Ni siquiera la de aquella pobre niña recién casada, a quien el porvenir reservaba sin duda tan crueles desilusiones. Liette no estaba allí. Hacía meses que estaba subiendo sin vacilar al doloroso Calvario confidente del amor fresco y puro de su linda discípula, de sus temores y de sus esperanzas, a ella era a quien Blanca pedía sin cesar apoyo y consejo.

Por la noche, cuando vio a su madre dormirse con un sueño tranquilo, reparador y poblado de ensueños felices que hacían dibujarse una fugitiva sonrisa en sus descoloridos labios, Julieta se sentó ante el escritorio de plata con las iniciales de Blanca, y, dejando rebosar su alma henchida de gratitud, escribió largamente a su amable discípula.

¿Pero cómo he de poder decirle lo que no es cierto? ¿Seríais capaz de hacerlo vos, sabiendo que estabais leguas al norte del camino?... ¡Oh, me aburrís con vuestros sermones! ¿Os negáis? Pues yo lo que debo hacer. No os ofendáis, por favor. Pensad en lo que me pedís.... Pero aquí está vuestro noble padre. Estadme atento y veréis si soy ó no buena discípula vuestra.

No le escojas sólo por eso para esposo, encantadora Amelia; es un tirano grosero de la que le entrega su corazón. Su cara es también más pérfida que su careta; por ésta no estés expuesta a equivocarte, porque nada juzgas por ella; ¡pero la otra!... imperfecta discípula de Lavater, crees que debe ser tu clave, y sólo puede ser un pérfido guía que te entrega a su enemigo.

No obstante, la mamá ni aun en broma podía oír que su hija cencerreaba y decía en voz baja que Mr. Lamotte, su profesor, había declarado más de una vez que jamás había tenido una discípula tan aprovechada. Al fin se logró que la niña se acercase haciendo contorsiones hasta el piano. ¿Qué toco, mamá? preguntó dulcemente encarándose con la autora de sus días.

CHABREGY. , señora; pero ¡demasiado tarde...! Figúrese usted que después de la última lección la señorita me dijo en voz baja: «¡Caballero! Tengo que preguntarle una cosa a solas. Le espero en el locutorio...» ¡Yo no desconfiaba ni pizca...! Ocurre con mucha frecuencia que una discípula le pida a uno aclaraciones; no puede rehusarse este benévolo repaso.

Ferpierre había dispuesto ya, por intermedio de la legación inglesa en Berna, que se buscara a la hermana Brighton en Nueva Orleans, donde estaban fechadas sus cartas, para saber por ella lo que su antigua discípula la había escrito el día de su muerte.

Elena volvió á donde yo estaba, radiante de alegría. Y bien, querida, espero que ahora comerás tu pan. No, Máximo; he estado demasiado conmovida como ves, y, además, es menester decirte que hoy ha entrado una nueva discípula, que nos ha regalado merengues y algunos otros dulces; de modo que no tengo hambre.

Ella, en cambio, hacía mucho honor a su maestro, pues tomando sus lecciones en horas de asueto y cuando la escuela estaba desierta de muchachos, salió discípula tan aventajada, que avergonzaba a casi todos los que a la escuela asistían. Nadie sabía mejor que ella el Catecismo de Ripalda y el Epítome de la gramática. Nadie conocía mejor las cuatro reglas.

Palabra del Dia

vorsado

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