Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 29 de julio de 2025
Nuestros arquitectos desprecian tales medios. El faro de los Héaux, construido últimamente por M. Reynaud sobre el peligroso escollo de las Espadas de Tréguier, tiene la sencillez sublime de una gigantesca planta marina.
Andas muy triste de algún tiempo á esta parte». Sintióse conmovido por estos recuerdos. Luego se enfureció contra el destino, la Providencia, ó lo que sea, que nos hace insensibles para los que nos aman y nos inflama de amor por los que nos desprecian. ¿Por qué, por qué no he de querer yo á esta niña como ella me quiere? se decía.
Y luego venían los planetas, gente simpática y buena, pero sin seriedad ni sentido práctico; los calaveras; los que tienen talento, pero maldito en lo que lo emplean; los artistas que hacen cosas muy bonitas que no sirven para nada; los que desprecian el dinero llegando á la vejez sin salir de pobres. ¿Y qué mayor planeta que aquel médico que, pudiendo hacerse de oro en Bilbao, prefería vivir entre los brutos de las minas?
»¿Qué cuándo volvemos a Vetusta? No lo sé. Fermín, no lo sé. »Que yo estoy mucho mejor. Es verdad. Pero quien manda, manda. Benítez es enérgico, habla poco pero bien; ha prometido curarme si se le obedece, abandonarme si se le engaña o se desprecian sus mandatos. Estoy decidida a obedecer. Usted me lo ha dicho siempre: lo primero es que tengamos salud. »¿Que hay tibieza tal vez?
Vistióse sencillamente, siempre con aquel prolijo cuidado de los detalles pequeños que desprecian los talentos vulgares y tienen en mucho los privilegiados y prácticos: una modesta falda de seda negra, un abriguito de terciopelo con pieles y la mantilla recogida por completo sobre los hombros, chiffonné, con mucha gracia, cubriendo las blondas del velo parte del rostro, pero dejando ver perfectamente los rojos pelitos, contraseña suya característica, que cuidó muy bien de dejar a la vista con cálculo prudentísimo, para que en caso de oscuridad o de duda pudieran todos reconocerla.
El dinero es la fuerza motriz del progreso humano, la palanca de Arquímedes que mueve el mundo moral, el fundamento de casi toda la poesía, y hasta el crisol de las virtudes más raras. La mayor parte de los hombres que desprecian o aparentan despreciar el dinero, lo hacen por despecho y envidia; imitan a la zorra, diciendo: no están maduras.
Los que poseen estas almas carecen de sentidos. Algunas veces he reflexionado sobre esta idea que tengo: ya no sé si estoy en un error, porque puede ser que haya, tal vez para ellas, en la eternidad otro género de felicidades más tranquilas y menos inefables que las que serán otorgadas a las almas ardientes y sensibles, que parecen haber recibido mayor cantidad de espíritu de vida y de amor; pero así tampoco serán ellas más reprensibles, si desprecian sus tesoros o si los prodigan tontamente a viles criaturas que no pueden dar en cambio otra cosa que la muerte y la nada! ¡Oh, Dios mío! ¡Dios mío! yo he probado frecuentemente y con grande amargura este error cruel que se encuentra siempre adherido a todo lo que no sois Vos.
Si en el uso de este método se quitan las porfias y acaloramientos, la confusion con que se interrumpen hablando todos á un tiempo, el demasiado ahinco en las altercaciones, la ostentacion y vanidad con que se desprecian unos á otros, la satisfaccion arrogante y decisiva con que cada uno asegura la opinion de su partido, los odios, burlas y desprecios con que se miran los de opiniones opuestas, y en lugar de estas cosas se arguye con modestia, con templanza, con ánimo de sujetarse el que entiende menos al que sabe mas, y con verdadera intencion de alcanzar la verdad, é ilustrar el entendimiento, ciertamente el método sylogístico será el mas proporcionado para enseñar á la juventud las Artes y Ciencias.
Del mismo sofisma usan los que acusan toda una Religion por solo el defecto de algun individuo de ella; y lo mismo sucede á los que desprecian la Filosofía y la Crítica, porque las han cultivado algunos Hereges.
Lo que yo te decía, chica, lo mismo fue enterarse de que estabas en las Micaelas haciéndote la católica, que se le encendió el celo, y todas las tardes pasaba por allí en su featón. Los hombres son así: lo que tienen lo desprecian, y lo que ven guardado con llave y candados, eso, eso es lo que se les antoja. Quita, quita... dijo Fortunata, queriendo aparecer serena . No me vengas con cuentos.
Palabra del Dia
Otros Mirando