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Actualizado: 29 de julio de 2025


Desprecian los soldados al Adelantado Alvar Nuñez, por su soberbia: hace dar muerte á los Sococies sin justa causa. Luego que vió á Rivera el Adelantado, determinó ir con todo el ejército á las provincias en que habiamos estado: y los soldados no queriamos seguirle, y menos en tiempo que toda la provincia estaba inundada, y muchos de los que fueron con nosotros, enfermos.

Mas cuando dos naturalezas unidas por la simpatía desprecian igualmente las preocupaciones bajas y vulgares y las restricciones convencionales de una sociedad hipócrita, cuando dos corazones en perfecta armonía se encuentran y se confunden en dulce y poética comunión...

Viene después la familia de los legendarios, que estaba a punto de desaparecer de la fauna, y que merced a ciertos trabajos misteriosos de la naturaleza poderosamente secundada por la sección de literatura del Ateneo de Madrid, ha vuelto a cobrar vida en estos últimos años. Los legendarios aborrecen la edad moderna y desprecian la antigua.

Comen carne dos veces al día, desprecian la gallina del puchero, y prefieren el pollo asado. Pagan el sueldo de un instituidor y un médico comunal, construyen, sin necesidad de levantar empréstitos, un ayuntamiento y una iglesia, y votan a mi espiritual amigo el doctor Veron, en las elecciones municipales. Sus muchachas son preciosas, si no me es infiel la memoria.

Es un combate mudo, en que no se miden fuerzas, sino audacias de parte del uno, y astucia y amaño por parte del otro. Esta lucha entre Quiroga y Rosas es poco conocida, no obstante que abraza un período de cinco años. Ambos se detestan, se desprecian, no se pierden de vista un momento, porque cada uno de ellos siente que su vida y su porvenir dependen del resultado de este juego terrible.

Son conocidos sus antecedentes y los patronos no se muestran muy aficionados a admitirlos. Sus compañeros de taller los desprecian. Si tienen dinero y se establecen por su cuenta, no encuentran obreros. ¿Se les reconoce, pues? ¿De qué modo? ¿Si alguno quisiera entrar a mi servicio, cómo podría yo saber quién era? No tenga usted cuidado.

Cosas ha hecho este caballo y en peligros se ha visto que honrarían á cualquiera, y si porque es viejo lo desprecian los demás, yo, que le aprecio porque le apreciaba mi padre... ¿Y quién es vuestro padre? Mi padre era... Bien; pero su nombre... Jerónimo Martínez Montiño, capitán de los ejércitos de su majestad.

La conclusion de las obras del fuerte es otro medio que ha de coadyuvar en beneficio de los pobladores, porque el dinero que causen estos gastos, redunda como el prest de la tropa en su provecho, todo ello coadyuba á un mismo fin; pero es menester pobladores activos é industriosos; y este es uno de los puntos mas esenciales que debe tener presente el Superior Gobierno, porque ó poco ó nada servirá se les proporcione trabajo y salida á sus frutos, si dan con hombres que no los aprovechan, antes los desprecian.

Es aquella una hora de cita que, sin saberlo ellos mismos, se dan los vetustenses para satisfacer la necesidad de verse y codearse, y oír ruido humano. Es de notar que los vetustenses se aman y se aborrecen; se necesitan y se desprecian. Uno por uno el vetustense maldice de sus conciudadanos, pero defiende el carácter del pueblo en masa, y si le sacan de allí suspira por volver.

Te amo, Sagrario; somos dos fugitivos de la sociedad que deben hacer su camino juntos; a me detestan por peligroso; a ti te desprecian por impura: la desgracia nos empuja. Nuestros cuerpos están envenenados, llevamos las heridas del vencido; pero antes de morir alegremos nuestra existencia con el amor; pidamos rosas, como la pobre Lucy.

Palabra del Dia

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