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Actualizado: 28 de julio de 2025


Al mediodía llegó el médico, que reconoció a Martín la herida, le tomó el pulso y dijo: Ya pueda empezar a comer. ¿Y le dejaremos hablar, doctor? preguntó la muchacha. . Se fué el doctor, y la muchacha de los ojos negros descorrió las cortinas y Martín se encontró en una habitación grande, algo baja de techo, por cuya ventana entraba un dorado sol de invierno.

Los austriacos se acercan y lo que se trata de saber es si los dejaremos pasar o si tendremos el valor de defendernos. ¡De defendernos! exclamó la anciana, cuyas pálidas mejillas se estremecieron . ¡Si nosotros tendremos el valor de defendernos!

Podemos indigestarnos, observó el secretario aludiendo al calor de la discusion. Entonces lo dejaremos para mañana. Todos se levantaron. Mi General, murmuró el alto empleado; la hija de ese Cabesang Tales ha vuelto solicitando la libertad de su abuelo enfermo, preso en lugar del padre... Su Excelencia le miró disgustado y se pasó la mano por la ancha frente.

Retiróse la duquesa, para saber del paje lo que le había sucedido en el lugar de Sancho, el cual se lo contó muy por estenso, sin dejar circunstancia que no refiriese; diole las bellotas, y más un queso que Teresa le dio, por ser muy bueno, que se aventajaba a los de Tronchón Recibiólo la duquesa con grandísimo gusto, con el cual la dejaremos, por contar el fin que tuvo el gobierno del gran Sancho Panza, flor y espejo de todos los insulanos gobernadores.

Subieron otro poco más, traspusieron la colina que cerraba por aquella parte el vallecito de Riofrío, y bajaron la cuesta hasta que dieron sobre el río. El camino, que era el mismo por donde meses antes Andrés había venido de Lada, fue llano desde entonces. El joven cortesano preguntó a su compañera dónde estaba Marín. Allá, después de un trecho, dejaremos el camino y tomaremos la cuesta.

JOAQUÍN. Los langostinos estaban muy buenos; el bistec me ha rejuvenecido. ¡Bendita seas , que siempre tienes ideas grandes! Eso de sorprenderme con dos botellas de Champagne prueba que en ti todo es noble, lo mismo el corazón que la cabeza. Dejaremos una botella para mañana, porque la economía es la primera de las virtudes; no, la segunda, que la primera es cuidarse bien.

Cuervo, que no hay más que cuatro o cinco autores españoles cuyas obras se lean en América con gusto y provecho, que allí la vida intelectual se deriva de otras fuentes; pero si esto es así, si en España no hay más que cuatro o cinco autores, y si para vivir vida intelectual tenemos que recibirla de Francia, tan amenazado como en aquellas repúblicas está el castellano en esta desventurada y estéril metrópoli, donde sólo Dios sabe qué lengua hablaremos, o si dejaremos de hablar ya que nada propio y no venido de París tenemos que decir en ninguna habla.

Usted más que yo... Si llega, no la dejaremos subir. Nos quedaremos aquí, los tres, conversando sinceramente, hasta confesar la intimidad más íntima de nuestros corazones. Le propongo una cosa que será muy original: repetirle a ella hasta la última palabra de nuestro diálogo, y después decir todo lo que pensamos y todo lo que sospechamos. Será divino.

María Teresa con voz seria y cariñosa continuó: Deje un momento sus números. ¿Quiere que yo participe de su cena, diga?... Llevaremos la mesa al gabinete de vestir; dejaremos la puerta abierta para velar a papá, sin que nos oiga. Vamos, vamos, abandone sus papeles durante cinco minutos, y venga a hacer la cenita... Juan no pudo resistir más.

Ahora podemos seguir naturalmente el curso de los sucesos de esta puntual historia. Dejaremos á Lázaro preparándose á partir. Su madre y su abuelo le despiden llorando, el alcalde le abraza diciendo que ya ve en él nada menos que un secretario del Despacho; el cura le da dos bollos maimones para el camino y le echa un sermón fastidioso.

Palabra del Dia

dubenic

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