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Ha renunciado ya á sus defectos más chocantes y á las exageraciones del estilo culto; así, en la comedia Cuál es mayor perfección, dice estas palabras: De esos hipérboles, llenos De crepúsculos y albores, El mundo cansado está. ¿No los dejaremos ya Siquiera por hoy, señores?

36 Y dijo Saúl: Descendamos de noche contra los filisteos, y los saquearemos hasta la mañana, y no dejaremos de ellos ninguno. 37 Y Saúl consultó a Dios: ¿Descenderé tras los filisteos? ¿Los entregarás en mano de Israel? Mas el SE

Señores dijo el notario interrumpiéndose, ya es muy tarde y yo tengo la costumbre de madrugar; si me lo permiten ustedes, dejaremos para pasado mañana la conclusión de mi relato. El miércoles siguiente, era día de función en la Opera, y nos encontrábamos todos en la orquesta, exactos a la cita, y el notario no llegaba.

Salió á la calle: marchó resuelto á alejarse: llegó á la esquina, se paró, miró á la casa, y al fin, tomando una resolución, emprendió su camino en dirección á su casa, donde le dejaremos por ahora preocupado y aturdido; para volver á ocuparnos de los amigos de la calle de Válgame Dios, cuya vida y caracteres necesitan historia y explicación. #Coletilla.#

Lo del príncipe lo dejaremos al conde de Lemos y á don Baltasar de Zúñiga, y puesto que el rey es quien puede hacer reyes, vámonos derechos al rey.

Y así, le dejaremos ir su camino, hasta la vuelta, que fue breve. Capítulo XXVI. Donde se prosiguen las finezas que de enamorado hizo don Quijote en Sierra Morena

Pues bien, ese peluquero... pero no... mi buena Eva... decididamente... es demasiado... no puede pasar... La dejaremos para una de esas noches en que se nos va un poco la mano en el champagne. Pasaron cerca de un rosal. Mariana cortó una rosa y se la puso en el pecho. ¿Y ese pintor que llegó ayer, qué le parece, Eva? Tiene buenos ojos y algo de genial en la fisonomía respondió la interpelada.

Las costas de estas Provincias vecinas viven sin recelo, pareciéndoles que nuestras fuerzas no son bastantes á defendernos en Galípoli, y en tanto que el sitio durare no dejaremos estas murallas.

Igualito es a su madre, ¿te acuerdas, Casilda, que Pilar era así?... Pero, aquí yo no veo motivo; el disgusto de esta mañana no pasó de una tontería; voy a subir. No, Pablo, ¿para qué? Déjalo solo; es mejor. Le dejaremos, pues; pero, hazme el favor de cambiarte de cara, Casilda. ¡Jesús! ¿por qué me lo dices? Me pareces muy preocupada, hija. Aprensión tuya, Pablo.

15 Vino, [pues], al rey, y el rey le dijo: Micaías, ¿iremos a pelear contra Ramot de Galaad, o la dejaremos? Y él respondió: Sube, que serás prosperado, y el SE